"La Jornada del Campo"
Número 173 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
Saharahuis

Entrevista a Tateh Lehbib, el “loco del desierto”

El loco del desierto.  Tateh LehbibEl loco del desierto. Tateh Lehbib

Los hogares sostenibles del loco del desierto

P: Hasta México han llegado noticias y documentales sobre el “loco del desierto”, y de esta manera hemos podido conocer un poco de ti y de tu ardua labor. Pero nos gustaría que aquí nos digas ¿quién eres y por qué te llaman de esta manera?

R: Mi nombre es Tateh Lehbib, tengo 32 años. Nací y crecí en los campamentos de población refugiada saharaui, situados en el suroeste de Argelia. Soy ingeniero de profesión, aunque lo que me apasiona es el diseño y la construcción de viviendas y construcciones.

Me apodaron “el loco de las botellas” cuando me vieron por primera vez recogiendo las botellas de plástico en el medio del desierto, para llevarlas a los campamentos y así poder construir la primera vivienda para mi abuela.

P: ¿Cómo surgió tu interés por estudiar Energías Renovables?

R No fue un interés temprano, de hecho, desde mi infancia, mi afición fue el periodismo. Pero cuando me mudé al norte de Argelia para estudiar, me di cuenta de que muchos de mis colegas tenían una orientación literaria, y en los campamentos realmente necesitábamos especialidades científicas que contribuyesen a paliar el sufrimiento de la población refugiada.

Por lo tanto, desde ese momento, comencé a interesarme por la electricidad y las energías renovables, hasta que me licencié en esa especialidad en la universidad de Argelia en el año 2013.

P: Sabemos que las condiciones climatológicas son uno de los retos más importantes para los campamentos ubicados en el desierto del Sáhara, por lo que nos gustaría saber cómo es que, luego de realizar tus estudios, identificas esta oportunidad y la haces realidad. Es decir, ¿cómo surge tu idea y qué te motiva a realizarla?

R: En 2015 hubo unas inundaciones en los campamentos. Estas inundaciones destruyeron más del 80% de las viviendas de los campamentos, entre ellas, la de mi abuela.

En ese momento yo estaba estudiando un máster de eficiencia energética en la Universidad de las Palmas de Gran Canaria y empecé, junto con mis profesores, a realizar un Trabajo de Final de Máster en el que se planteaban varias propuestas para mejorar la eficiencia energética de los edificios de los refugiados saharauis.

Después de terminar mi Trabajo de Final de Máster volví a los campamentos y empecé a poner en práctica la investigación de mi trabajo, mejorando la infraestructura y buscando alternativas con los materiales disponibles al alcance y con diseños simples y de bajo coste que resistiesen las duras condiciones climatológicas del desierto.

Así es como empecé a construir la primera vivienda para mi abuela con botellas de plástico rellenas de arena para que pudiese protegerse del sol, la lluvia y las tormentas de arena.

P: Ahora bien, en términos concretos, cuéntanos, ¿en qué consiste tu proyecto de viviendas dentro de los campamentos y cuándo comenzó?

R: El proyecto consiste en construir viviendas con botellas de plástico rellenas de arena. Cada vivienda requiere 5000 botellas de plástico y es posible construir una vivienda en el plazo de una semana con un equipo de tres personas.

La primera vivienda la construí para mi abuela en 2017. Más tarde el Centro de Innovación de ACNUR financió la construcción de 25 viviendas en todos los campamentos para familias vulnerables, personas mayores y personas con necesidades especiales.

Las viviendas son de plantas redondas con el objetivo de que no se acumule arena alrededor de ellas. Los muros contienen un aislante térmico y dos ventanas para lograr la circulación del aire. Consta de dos techos, entre los que hay primero una cámara de aire hecha de esterillas y en segundo lugar una capa de cemento inclinada.

P: Otro tema interesante tiene que ver con la gestión de residuos dentro de unos campamentos con casi medio siglo de existencia, en donde actualmente habitan un aproximado de 200,000 mil saharauis. ¿Cómo analizas esta vinculación y cuál es el impacto que consideras que tiene?

R: De hecho, no existe aún ningún sistema oficial de reciclaje en los campamentos. Una gran proporción de los desechos se recoge y se quema en lugares designados a tal efecto. Otro porcentaje acaba en el desierto. Sin embargo, el Estado saharaui en cooperación con los ciudadanos y algunas organizaciones humanitarias, está gestionando este tipo de actividades y buscando soluciones para reducir su impacto.

P: Para hacer este esfuerzo sin duda requieres de la colaboración de más personas, por lo que nos gustaría saber si contribuyes en la generación de fuentes de empleo y cómo logras financiar la construcción de viviendas.

R: Al principio, cuando construí la primera casa de mi abuela, mucha gente vino a ayudar, y luego ACNUR financió la construcción de 25 edificios. Sin duda, esto abrió muchas oportunidades para que muchos jóvenes trabajaran en el proyecto.

A muchos de ellos se les empezó a pagar por recoger botellas de plástico y llenarlas de arena, así como por su participación en el proceso de construcción.

P: Luego de estos años, ¿cuál ha sido tu alcance para beneficiar a tu pueblo y cómo lo mantienes con vida?

R: A través de campañas de sensibilización en distintos centros e instituciones. Tanto en los campamentos saharauis como en foros internacionales, la idea ha ido cobrando cada vez más fuerza.

Espero que a medida que los proyectos vayan materializándose, sean cada vez más las personas refugiadas saharauis las que se puedan beneficiar de ella. Al fin y al cabo, este proyecto surge de la voluntad de contribuir a mejorar la calidad de vida de la población saharaui que vive en los campamentos.

Estos espacios de debate, discusión e intercambio de ideas harán que el proyecto evolucione, y los refugiados se beneficien más de él, puesto que surgirán más soluciones a los problemas del día a día.

'P: ¿Tienes algún plan a futuro para ti y tu proyecto?'''''

R: Construir un Centro de Investigación con materiales locales para enseñar a los refugiados los beneficios de la arquitectura sostenible. Será un lugar abierto para que la gente comparta sus conocimientos. Un espacio que pretende estar abierto a personas expertas, vecindario y todas aquellas personas que tengan interés en la sostenibilidad.

Será un espacio donde se valore y se pretenda de alguna manera recuperar el modo de vida de nuestros antepasados; un modo de vida totalmente sostenible tal y como se ha comprobado en las investigaciones.

Más allá del Centro de Investigación, la voluntad es continuar con la construcción de viviendas y demás edificios e infraestructuras que se adapten al clima desértico y a las necesidades de la población refugiada saharaui. •

Vivienda hecha con botellas de plástico.  Tateh LehbibVivienda hecha con botellas de plástico. Tateh Lehbib
El loco del desierto.  Tateh LehbibEl loco del desierto. Tateh Lehbib