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Alonso Aguilar Monteverde, a 100 años de su nacimiento
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lonso Aguilar Monteverde (1922-2012) fue científico social honesto y revolucionario congruente. Desde muy joven y durante toda su vida se entregó a la lucha por las mejores causas de los pueblos del mundo, en especial de México y América Latina; fue investigador incansable de sus procesos históricos y estudioso del marxismo. Su pensamiento estuvo siempre alejado del dogmatismo y de posiciones doctrinarias. Para él, una verdadera ciencia social se basa en el estudio concreto de la realidad concreta, postulado que llevó ejemplarmente a la práctica. Pero a la vez, no aceptó nunca las ideas simplistas y fue crítico del oportunismo y el radicalismo verbal, y con su trabajo fue autocrítico y capaz siempre de rectificar ideas.

De su basta obra sólo destacaremos algunos temas: aportó valiosos trabajos sobre el desarrollo del capitalismo en México y América Latina; publicó varios artículos y libros sobre el capitalismo del subdesarrollo, la clase dominante-dominada y la dependencia estructural; el Estado, la burguesía y la oligarquía mexicanas; el imperialismo; la crisis actual del capitalismo; el capitalismo de Estado y el capitalismo monopolista de Estado; las políticas desarrollista, neodesarrollista y neoliberal; las verdaderas causas de la pobreza, la desigualdad y la concentración de la riqueza; la lucha de clases; la soberanía popular y nacional; el nacionalismo burgués; la independencia, la democracia y la integración latinoamericanas; el programa, la organización y la unidad de las fuerzas progresistas; la transformación revolucionaria y el socialismo; la crisis, el socialismo y su caída en Europa del Este, y la necesidad del rescate del pensamiento social mexicano y latinoamericano, así como la lucha por un nuevo orden social que termine con la explotación del hombre por el hombre y la explotación irracional de la naturaleza.

El maestro Aguilar dedicó gran parte de su vida a conocer el país, apoyar múltiples luchas populares e impulsar la creación de diversas organizaciones de investigación, culturales y de acción política con un perfil progresista y revolucionario: con Narciso Bassols y otros importantes personajes impulsó la revista Índice, y en otro momento el Círculo de Estudios Mexicanos. Participó destacadamente en la Conferencia por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz, encabezada por el general Lázaro Cárdenas, y fue coordinador nacional del Movimiento de Liberación Nacional (MLN), desde su creación en 1961 hasta 1964 (los mejores años de esta organización). Construyó junto con otros destacados pensadores, luchadores sociales y jóvenes progresistas la Editorial Nuestro Tiempo, la revista Estrategia y el Movimiento del Pueblo Mexicano; el Centro de Investigación y Estudios Nacionales (CIEN), la Asociación por la Unidad de Nuestra América (AUNA) y el Centro Mexicano de Estudios Sociales, entre otras muchas organizaciones de las cuales fue artífice y quien más trabajó en ellas. El último año de su vida acompañó los primeros pasos de la revista Pueblo Unido.

Todos sus esfuerzos estuvieron comprometidos con la defensa de los intereses de la nación y del pueblo. Apoyó la revolución cubana, las luchas de los pueblos latinoamericanos y todas las causas justas de que tuvo conocimiento. En 1988, 1994 y 2000 participó activamente en las campañas electorales de Cuauhtémoc Cárdenas, apoyó siempre las luchas indígenas y en particular el levantamiento zapatista y su movimiento; asimismo, las campañas de Andrés Manuel López Obrador en 2000 y 2006.

Quienes lo conocimos sabemos que le hubiera entusiasmado el triunfo de las fuerzas progresistas y de izquierda en 2018, así como la puesta en marcha de un programa popular contrario al neoliberal impuesto a México en las pasadas casi cuatro décadas, pero también habría comenzado a analizar el alcance y la orientación de los cambios y la importancia de que el movimiento popular triunfe nuevamente en 2024, que se profundice el programa y se refuerce la organización, la unidad y la movilización de las fuerzas populares.

El pensamiento del maestro Alonso Aguilar fue contrario al dogmatismo, pero también al pragmatismo; solía decir que no hay nada mejor para una buena práctica que una buena teoría, y para él la verdadera teoría revolucionaria no es sólo aquella que está en los libros, sino sobre todo la que surge de la lucha y el conocimiento de la realidad. Hoy, ante la nueva y cambiante situación nacional, latinoamericana y mundial, es importante rescatar sus contribuciones, dar a conocer su obra entre los trabajadores del campo y la ciudad, en las universidades y organizaciones populares. El análisis de dicha obra permitirá seguramente a los jóvenes descubrir un faro para enfocar las posibles rutas de sus luchas en nuestro tiempo.

* Doctor en antropología y autor de Medio siglo de luchas sociales y cultura política en México.