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Desde el otro lado

¿Armas sí, aborto no?

E

s la disyuntiva falsa en la que la Suprema Corte de Estados Unidos parece estar atrapada, no por el respeto irrestricto a la Constitución, sino por rémoras políticas y religiosas.

El derecho a portar armas. Por más de dos siglos ha existido un consenso entre jueces y distinguidos académicos en que la Segunda Enmienda garantiza solamente el derecho de los individuos a defenderse siempre y cuando participen en una milicia organizada por el Estado ( Enciclopedia Británica). Al margen de que un individuo posea un arma para defenderse en su domicilio, la libertad de poseer un arsenal para salir a la calle a asesinar inocentes, como ha sucedido, no se sostiene moral ni éticamente.

El derecho al aborto. En Estados Unidos, 70 por ciento de personas apoyan el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, incluido a optar por el aborto. Nunca se ha limitado a los hombres el derecho a usar su cuerpo como mejor les parezca, un ejemplo extremo: fecundar (engendrar) o abstenerse de hacerlo. Si la religión está en contra del aborto, debe juzgarse como un acto de fe, no del derecho de los individuos frente al Estado. La separación entre la fe, en cualquier forma que se manifieste (una de ellas la religión) y el Estado está claramente establecida en la Constitución de muchas naciones, incluyendo la referida nación, y es una afortunada herencia de ilustración en los siglos XVII y XVIII.

La disyuntiva. En un excelente artículo, EJ Dion, ( Washington Post 1/12/2021) pregunta: “¿Cuál es el significado de la frase ‘pro-vida’, cuando quienes la expresan abogan por hacer más fácil la obtención de armas, pero pretenden restringir el derecho al aborto?” Este absurdo se ha hecho evidente en un grupo colegiado que debería guardar cierta coherencia, como la Suprema Corte de Justicia, al autorizar a los ciudadanos a poseer y portar todo tipo de armas que suelen usarse para quitar la vida a seres humanos, y al mismo tiempo prohíbe a las mujeres decidir si continúan con una gestación indeseada. El argumento de que se atenta en contra de la vida humana es arbitrario, ya que no hay consenso sobre cuánto tiempo debe transcurrir en un embarazo para determinar si existe como tal y vale insistir: ¿cuándo se ha prohibido a los hombres decidir sobre su cuerpo?

En junio se sabrá si la Corte sostendrá esta aberrante contradicción, en contra de la opinión mayoritaria de los ciudadanos estadunidenses.