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Desde otras ciudades

Discreción, clave en Río para romper con el tabú cristiano de la diversión sexual

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▲ Carolina Marques, de 26 años, rechaza el término sex shop; es demasiado agresivo para un público evangélico cuya visión del sexo puede ser muy conservadora.Foto Afp
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entro de una caja de medicamento o de una bolsita para el pan, la brasileña Andrea dos Anjos aplica la máxima discreción para hacer llegar sus productos eróticos a sus clientas evangélicas, un negocio que se abre camino en Río de Janeiro.

En su tienda virtual Memórias da Clô, lanzada en 2019 especialmente para mujeres, las preguntas, consejos y pedidos se realizan principalmente por mensajería privada, así como en el love store de Carolina Marques, inaugurada hace un año con el nombre de ConsenSual.

Marques, de 26 años, rechaza el término sex shop. Es demasiado agresivo para un público evangélico, cuya visión del sexo puede ser muy conservadora, explica esta mujer integrante de la iglesia Asamblea de Dios, quien aspira a convertirse en sexóloga.

Su catálogo de productos auxiliares para la relación, como los define, tiene una presentación comedida para que la persona que lo consulta no sienta que debe cerrar el ordenador a toda prisa si se acerca alguien, afirma.

Antes de casarse, Marques se dio cuenta de hasta qué punto era delicado abordar la diversión sexual entre las invitadas evangélicas a su despedida de soltera.

Los cristianos tenemos ese tabú de la sensualidad. Pero dentro del matrimonio, con su cónyuge, puede ser natural. Quiero acabar con ese estigma de que el sexo sólo tiene una función de reproducción, afirma en su casita con patio en São Gonçalo, a las afueras de la ciudad de Río.

Para lanzar su tienda, una de las pioneras del sector informó al pastor de su iglesia y su esposa. Siempre me alertan de que vaya con cuidado con los envoltorios y fueron los primeros contrarios a hablar de sex shop: ‘Eso asusta, muestra algo diferente de lo que somos; es vulgar’, me dijeron”.

La discreción es la máxima consigna, sostiene. No voy a repartir folletos a la salida del culto evangélico, una corriente del cristianismo protestante que adhiere a 30 por ciento de los brasileños, según encuestas recientes.

Lubricantes con sabor a algodón de azúcar o manzana del amor, perfumes afrodisiacos, artilugios en forma de huevo para poner a tono al prójimo... Marques limita su oferta a los productos menos transgresores para que las clientas, casadas o a punto de contraer matrimonio, “no tengan la sensación de que están haciendo algo equivocado ante Dios.

¿Qué es y qué no pecado? Dos Anjos, de 43 años, que frecuenta la Iglesia bautista, buscó respuestas en los textos sagrados, pero llegó a la conclusión de que cada pareja debe fijarse sus límites.

Afp