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Beneficiarios de la pensión para adultos mayores relatan experiencias opuestas
 
Periódico La Jornada
Jueves 25 de noviembre de 2021, p. 13

Desde mediados de noviembre, la entrega de las tarjetas de Pensión Universal para Personas Adultas Mayores y de los propios recursos del programa se ha llevado a cabo en medio de claroscuros y opiniones encontradas, pues mientras algunos usuarios siguen quejándose de la dificultad para hacer trámites básicos o tener acceso a su dinero, otros han obtenido rápidamente el plástico y han tenido experiencias positivas.

En el primer grupo se encuentra, sin lugar a dudas, Magda Gutiérrez de Kater, quien acudió al parque Frida Kahlo, en la alcaldía Coyoacán, para preguntar si en ese sitio alguien podía explicarle cómo reponer la tarjeta que, hace dos años, se tragó el cajero automático de un banco. De nuevo se fue sin respuestas y con las manos vacías.

Ya estoy hasta acá, dice la mujer mientras señala sus sienes con los dedos. Tengo en el banco como 60 o 70 mil pesos desde hace dos años. Traté de conseguir mi tarjeta y estuve hable y hable a todos lados, ya hicimos cola en la sección de quejas y me dijeron que van a ir a visitarme a mi casa, pero yo sabía que no era cierto, cuenta resignada.

Aunque el saldo de su cuenta sigue intacto, doña Magda no deja de pensar que el tiempo que ella y otros usuarios tienen para obtener su tarjeta y la ayuda de 3 mil 100 pesos bimestrales puede acabárseles en cualquier momento.

“Dos años es mucho. La gente se muere, las viejitas nos morimos. Me dicen: ‘usted espere’, pero ¿a qué espero, a que me muera? Si van a resolvernos, tienen que hacerlo casi ya, porque a lo mejor dentro de cinco meses ya no vivimos”, lamenta.

A unos kilómetros de ahí, las historias y la atmósfera son muy distintas. En la sucursal del Banco de Bienestar ubicada dentro del SuperIssste de la avenida Doctor Vértiz, la fila para resolver trámites y hacer retiros de efectivo es larga, pero avanza a buen ritmo y los usuarios salen satisfechos.

María Guadalupe Hernández se registró en julio pasado y este miércoles, cuatro meses después, finalmente recibió la llamada que le indicó el lugar y la hora para recoger su tarjeta. Fue ágil. Lo hice todo por teléfono, me contestaron y me atendieron muy bien. Ahorita vine y ya me la entregaron: todo normal, relata. Como un reloj.

Para Jaime García de Díaz todo fue cuestión de buscarle. En la sucursal de la colonia Jamaica vio una fila tan larga que prefirió no formarse, pero en la de Vértiz, la espera fue sólo de media hora y logró consultar su saldo y hacer su retiro sin mayores contratiempos. Lo máximo que se puede retirar son 4 mil pesos, porque si no, se traga la tarjeta, pero los que atienden son muy gentiles. En otras sucursales nada más hay dos personas atendiendo, pero aquí está excelente, narra.