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Todo cabe en un papiro
M

e distraigo (y los distraigo) de mis afanes musicales de costumbre para comentar un espléndido libro que, a la vez, contiene a todos los libros. Me explico...

Hace unas semanas, la fotógrafa mexicana Patricia Lagarde impartió un interesante curso titulado La maquinaria del archivo. La premisa general del curso fue la idea de que, al margen de los cada vez más acelerados progresos tecnológicos, el libro sigue siendo el principal mecanismo de archivo de la humanidad; temas específicos, el foto-libro y el libro de artista. Apenas comenzada la primera sesión del curso, la fotógrafa recomendó la lectura de un libro que, afirmó, sería una buena base para abordar los temas propuestos: El infinito en un junco: la invención de los libros en el mundo antiguo (Siruela, 2021), de Irene Vallejo. Tema fascinante, título irresistible: seguí la recomendación y el resultado fue una de las mejores lecturas que he hecho en los años recientes.

El centro conceptual, simbólico y narrativo de este gran libro es la legendaria Biblioteca de Alejandría y, si bien la autora teje buena parte de su historia alrededor del desarrollo de los libros en el mundo grecolatino antiguo, hace numerosas y fascinantes referencias a otras culturas, otras bibliotecas, otros libros. Oralidad, primeras escrituras, primeros materiales, primeros archivos, primeros formatos, plagios, robo de libros, traducciones, comercio libresco, permanencia e impermanencia del libro, incendios y saqueos de bibliotecas, los grandes textos de la antigüedad y su preservación o pérdida, celos de autor, derechos de autor, censura y autocensura, las primeras librerías, las librerías ambulantes, el comercio de los libros; no hay asunto alguno relativo a los libros que escape a la visión amplia y variada de Irene Vallejo. Son tantos y tan diversos los temas que aborda la autora, que una reseña como ésta queda irremisiblemente corta.

Además del cuerpo principal de su apasionante texto, la autora ofrece al lector cinco potentes epígrafes a manera de aperitivo y, al final del libro, una sección de notas y referencias en la que añade una frase clave alusiva al tema tratado en ese punto del libro, lo que es una invaluable herramienta para la consulta, la memoria y la referencia cruzada. Como apéndice final, una extensa bibliografía que se antoja explorar en su totalidad: libros sobre libros y más libros y otros libros y...

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▲ Portada del libro escrito por Irene Vallejo, publicado por editorial Siruela.

Además de ser una historia prolija, detallada y asombrosa de los primeros pasos de los libros en esta tierra, El infinito en un junco es, de manera clara y ostensible, una profunda y apasionada declaración de amor al libro, a la escritura, al escritor, al lector y, sobre todo, a lo que contienen los libros: simple y sencillamente, todos los saberes humanos. En medio de esta festiva celebración de los libros, Irene Vallejo no se olvida de mencionar puntualmente diversos episodios históricos en los que los libros han estado bajo acecho de fuerzas oscuras, fuerzas que no están ni remotamente cerca de desaparecer. Ahí están las referencias al bibliocausto nazi, y a la quema del Corán llevada a cabo por los más recalcitrantes rednecks estadunidenses.

La lectura y recuerdo de estos episodios trágicos de este gran libro de Irene Vallejo me mueve a reflexionar sobre el hecho de que el mundo vive tiempos turbulentos, inestables, en los que continuamente surgen numerosas y diversas manifestaciones de la intolerancia al saber y a las ideas. Y como el saber y las ideas están amorosamente guardados en los libros, me parece que los hechos narrados magistralmente por Ray Bradbury en su novela Fahrenheit 451 han dejado de ser una distópica fantasía futurista, para instalarse de lleno en la realidad actual. Por ello rescato de manera particular la cita que hace Irene Vallejo en la página 218 de su libro a una frase de Heinrich Heine contenida en su tragedia Almanzor: Allí donde queman libros, acaban quemando personas. La advertencia está hecha, y hay que cuidarse de ello. Recomiendo enfáticamente la lectura de El infinito en un junco: la invención de los libros en el mundo antiguo, de Irene Vallejo; es muchos libros en uno, combinación ideal de saber y placer.