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La informalidad, el gran pendiente

Desigualdad y concentración de riqueza, por injusto sistema fiscal: SAT

En el régimen propuesto para el próximo año no se suben impuestos al rico, pero sí se bajan al que gana menos, asegura Raquel Buenrostro

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▲ Raquel Buenrostro, titular del SAT, aseguró que la lucha contra la corrupción es una tarea diaria, pues es como el agua: si le pones un dique los criminales lo brincarán y pasan a otra cosa.Foto José Antonio López
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▲ En el SAT reconocen la existencia de una economía paralela, alimentada por el contrabando en aduanas y al mismo tiempo que convergente con el sector formal, y la cual emplea a la mitad de los trabajadores en México.Foto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Lunes 4 de octubre de 2021, p. 21

La desigualdad y la concentración de la riqueza en México son producto de lo injusto que ha sido el sistema fiscal mexicano; persiste una cultura del no pago impresionante, de la que han hecho negocio quienes se dedican a buscar flancos en la legislación para evadir contribuciones, explica Raquel Buenrostro, jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT). Antes de incorporar impuestos de primer mundo, tenemos que empezar por cobrar bien lo que hay, considera la encargada de sostener la principal fuente de ingresos públicos en el país.

Con una crisis económica a cuestas y en una suerte de balance de mitad de sexenio, Buenrostro concede al gobierno del que es parte: eliminar la condonación de impuestos, fuera de lo establecido en la ley, marca una gran diferencia con las administraciones anteriores; y haber logrado que pagaran grandes contribuyentes, grandes monstruos empresariales, cambió la cultura del país; empezó a generarse una percepción de una cultura fiscal con más justicia tributaria, donde todos tenían que pagar.

¿Dónde está el sello progresista, lo que se esperaría de un gobierno que se define de izquierda?, ¿los impuestos a la riqueza?, ¿el gravar con más peso el capital?, se le consulta durante una entrevista con La Jornada.

En el Régimen de Confianza propuesto para el próximo año, considera la funcionaria; el cual abarca no sólo a la clase baja, sino también a la media, alcanza al 82 por ciento de todas las personas físicas, eso es muy progresista de entrada (...) No se le subió al rico, pero sí se le bajó al que gana menos, sostiene.

Buenrostro llegó al SAT iniciado 2020. Tres meses después, los bosquejos de una profunda crisis económica a nivel mundial se volvían evidentes. Recortar el gasto o ir por más endeudamiento no era opción para el gobierno mexicano; sin actividad económica, los únicos ingresos a obtener eran adeudos, así que la estrategia se dirigió hacia allá, a hacer que pagaran quienes no lo habían hecho, asegura.

En esa travesía se encontró que más allá de los beneficios dirigidos a ciertos grupos empresariales, una de las mayores fugas para el fisco se debe a las estrategias tributarias –diseñadas por grandes despachos– en las que se ubican los flancos de la legislación para reducir al mínimo las contribuciones.

Las grandes defraudaciones fiscales derivan de restructuraciones corporativas, fusiones, enajenación de empresas simuladas, las disfrazan de otra cosa para no pagar ISR (impuesto sobre la renta) y las hacen aparte fuera del país para que no los vean y en paraísos fiscales, explica. También hay firmas que compran a otras con pérdidas, que no tienen nada ver con el negocio original, y el único objetivo es disminuir sus utilidades para pagar menos impuestos.

–¿Qué tan grande es la evasión en grandes contribuyentes?

–Se estima en más de un billón de pesos, sólo entre las 207 actividades para las que este año se publicaron tasas efectivas –ISR entre ingresos totales– a fin de lograr la autocorrección en el pago. “Normalmente lo que tienen esas empresas son planeaciones fiscales offshore, operaciones con paraísos fiscales”, explica Buenrostro.

Por ejemplo, el parámetro de una industria es (una tasa efectiva de) 2.5 por ciento en México, pero si una empresa de ese sector económico paga 0.5, está fuera de rango. Eso quiere decir que tiene una planeación muy agresiva. Además, si es 2.5 en México, pero a nivel internacional está en 7.5, lo que vemos es que como país es muy bajo, explica, al detallar alguno de los resultados de la revisión que el SAT ha hecho a la forma en que tributan los grandes consorcios en el país.

Entre las modificaciones a la ley para el próximo año, el gobierno propuso, entre otras medidas, regular la llamada razón de negocio, es decir, que las adquisiciones que hace una compañía de otras empresas tengan que ver con la industria inicial, a fin de evitar que sirvan sólo para descontar pérdidas y pagar menos impuestos. También se busca acotar los beneficios que históricamente han tenido las industrias automotriz, las maquilas y la minería.

En las maquilas se propone eliminar los acuerdos de precios anticipados (APA), una suerte de trajes a la medida que piden estas empresas para hacer tiempo. Ahorita no pagan nada y se la viven en consultas en Estados Unidos y México, pelotean la situación con el objetivo de que esos adeudos prescriban, explica Buenrostro. Hay una acuerdo con Estados Unidos para definir cómo deben tributar, y también se busca que el próximo año estas empresas deban garantizar sus créditos, a fin de eliminar incentivos para que sigan postergando el pago.

–Con todo esto que comenta, ¿ya la autoridad tributaria en este tiempo detectó todas las vías por dónde se hacían este tipo de planeaciones, elusiones e incluso evasiones, ya se cerraron? ¿Ya se terminó ese trabajo?

–No, nunca vas a terminar. La imaginación humana es impresionante y la creatividad también. La corrupción es como el agua; a la gente que quiere pagar menos impuestos, si le pones un dique en una cosa, se brinca y pasa a otra. El Presidente combatió el huachicoleo en ductos y se fueron a los buques; llegó la Marina, empezó a cuidar los buques y se pasaron a las pipas; llegaron los militares a cuidar las fronteras y empezaron a entrar por tren. Siempre están buscando cómo evadir las cosas; si uno tapa un mecanismo, luego se busca cualquier otro y es un trabajo continuo, de todos los días (...).

Reconoce que hay un cambio cultural para el pago de impuestos, pero no está tan arraigado. “Aquí en el SAT, lo que más frecuentemente vemos son las restructuraciones corporativas, es donde estamos muy atentos; lo otro que usan mucho son las deducciones, sobre todo para las devoluciones del IVA, a lo mejor ya hay cada vez menos factureras, sobre todo porque se publican en el Diario Oficial de la Federación, pero de las que todavía no están publicadas nos meten poquitas; las detectamos, disminuyen, pero surgen otras ideas”.

–El trabajo de estos despachos de abogados o contables, ¿siguen siendo una presión sobre el SAT?

–No, creo que ese fue el cambio más eficiente, el más importante que hubo desde el principio. Cuando el Presidente dijo en la mañanera que había 50 grandes contribuyentes que debían mucho dinero, lo primero fue que se sentaron los despachos, pero éstos no tienen ningún incentivo para resolver, porque cobran por hora, por nota o reunión. Dicen que sacar una cita con el SAT está entre millón y medio, 5, 10 millones de pesos (…) pero si a mí me la piden, la doy gratis.

En este punto, Buenrostro abunda sobre Interjet. La aerolínea debía impuestos desde 2013. Todos los años sus estados financieros fueron dictaminados por un despacho contable de los big four –como se conoce a las gigantes de auditoría Deloitte, PwC, Ernst & Young y KPMG– y éste nunca dio aviso de los adeudos. Eso no tiene sentido, por eso ahora también estamos metiendo como una parte de corresponsabilidad, no igual, pero si profesional, al despacho, explica.

–¿Es una negligencia del despacho o corrupción?

–(...) Nosotros sí observamos que los dictámenes están mal y en los elementos que mandamos a la Procuraduría Fiscal (de la Federación) va el expediente, que tendrá que ser revisado en su momento por la Fiscalía General de la República, pero se advirtió que el despacho cometió una negligencia; una negligencia demasiado obvia para ser un big four.

Buenrostro se encuentra en una de las posiciones más importantes de la bisagra hacendaria. Los ingresos tributarios representan más de 60 por ciento de todo lo que recibe el sector público, lo que en gran medida se traduce en gasto para servicios públicos y los proyectos estratégicos de la actual administración. Una reforma fiscal no fue zanjada sino hasta hace unos meses y la jefa del SAT ha sido explícita en que no es necesaria por el momento.

–Hay muchas críticas. No se presentó una reforma como la que se esperaría de un gobierno de izquierda, como estos impuestos al patrimonio o gravar más el capital; también están quienes se dicen perseguidos. ¿Han hecho un cálculo de cuándo se agotan estas modificaciones que proponen en el Paquete Económico 2022 y qué responde a los cuestionamiento, por qué está proponiendo esto y no otra cosa?

Buenrostro recalca que el año pasado la recaudación no cayó como porcentaje del producto interno bruto (PIB) y en 2021 lleva un crecimiento de 2.5 por ciento anual. Cuando llega a los comparativos de ingresos tributarios con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, donde el promedio de recaudación va por arriba de 30 por ciento del PIB, mientras en México es la mitad de esa media, reparte la responsabilidad.

“No es un trabajo del puro SAT, también tiene que crecer el esfuerzo del IMSS de aumentar la recaudación por seguridad social, porque también es de las más bajas del mundo. Lo que sí está de plano en la calle son los ingresos en los estados (…) el impuesto rey de los subnacionales en todo el mundo es el predial y aquí en México no se cobra (...) se tiene que trabajar mucho con las entidades federativas, hay que exigirles que hagan su esfuerzo por cobrar su impuesto predial, sus derechos de agua, impuesto sobre nómina (...) tenemos subnacionales que no aportan ni siquiera uno por ciento de sus gastos. Es muchísimo”, afirma.

–Entonces, ¿sí tienen un cálculo?

–Creo que al ritmo que llevamos, no se necesita reforma fiscal en esta administración y si acaso se harán algunos ajustes para evitar algunas distorsiones de mercado, pero en principio no.

–¿Algún tipo de acciones más identificadas con un gobierno progresista, de izquierda? No gravar sobre lo que ya existe, sino cuestiones de género, ambientales...

–El Régimen Simplificado (de Confianza) que se propuso para que entre en vigor el próximo año, es para los de menores ingresos, tanto personas físicas como morales. En el caso de las personas físicas se bajó el ISR de plomazo, de uno a máximo 2.5 por ciento de los ingresos, si ganas menos de 3.5 millones de pesos al año, que no es un sueldo tampoco tan pequeño. Sí abarca, no sólo la clase baja, sino también a la media. Alcanza a 82 por ciento de todas las personas físicas, eso es muy progresista de entrada. Bajarlo de 30 por ciento (del ingreso, la tasa actual) al 1 por ciento o máximo 2.5 por ciento es progresista completamente. No se le subió al rico, pero sí se le bajó al que gana menos.

–En un país con tantos superricos, ¿no daría un mensaje de más justicia social el que estemos gravando patrimonio, las ganancias de capital, que además hay una tendencia mundial?

–Sí hay una tendencia mundial, pero recuerden que en las naciones de primer mundo ya cobran bien los impuestos a los ricos. Precisamente en otros países no son tan grandes las brechas con los ricos como en México porque pagan muchos impuestos, las utilidades que hay en México no existen en otros países (...) No podemos estar de un día para otro en el primer mundo porque nos llevan muchos años. Tenemos que empezar por cobrar bien, porque todas esas diferencias en ganancias también se dan por lo injusto que ha sido el sistema fiscal mexicano, el sistema tributario, porque no se ha aplicado correctamente. Lo que estamos tratando de hacer es aplicarlo correctamente.

Buenrostro subraya que las críticas a sus medidas para cobrar, tan difundidas entre las cámaras empresariales mexicanas, resultan lo contrario entre firmas internacionales. Ya hay piso parejo y esa percepción queda muy bien en medio del reacomodo de cadenas globales derivado de la pandemia, completa la jefa del SAT. México, por su vecindad con Estados Unidos, por sus condiciones macroeconómicas y “por la certeza jurídica que estamos dando en el marco fiscal, somos de los países más atractivos para invertir.

Había una competencia desleal desde el gobierno, porque para proteger a una empresa le cobraban poquitos impuestos o le condonaban y el extranjero tenía que pagar todo. Ahora hay certeza jurídica, porque ahora sí se cobran los impuestos a todos como debe ser, un extranjero que quiere invertir en México ya tiene la garantía de que se le van a cobrar exactamente los mismos impuestos que a las empresas que están aquí, todos salimos ganando.

Hacia adelante el gran pendiente es la informalidad, resume como colofón a su balance de mitad de sexenio. Una economía paralela, alimentada por el contrabando en aduanas y al mismo tiempo que convergente con el sector formal, y la cual emplea a la mitad de los trabajadores en México. Esa la tenemos que trabajar todos los días sin descanso, porque en el momento que aflojemos, ese día nos atoramos, sostiene.