Opinión
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Jazz

Tino Contreras

T

ino Contreras siempre fue un buen baterista, un músico incansable y un excelente publirrelacionista. Gracias a ello ha dejado una profunda huella en el jazz nacional. Su andar por estas espirales es y será un tema controversial, un hato de claroscuros; pero este no es el momento de aumentar controversias. Por respeto, por la más elemental de las deferencias, se inclina la cabeza y se le desea buen viaje.

A raíz de su partida, los comentarios se han multiplicado aquí y allá. Seis personalidades compartieron un breve apunte con nosotros.

Fernando Aceves (Fotógrafo). No había una referencia de su época, más que él; llegó un momento en que los grandes jazzistas de su generación se fueron yendo. La última vez que lo fotografié fue en 2019, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes; fue interesante verlo más allá de sus características bromas y anécdotas de las que estaban plagados sus conciertos, donde la mitad del tiempo tocaba y la otra mitad hablaba; pero durante esa prueba de sonido estaba demasiado serio, muy concentrado. Era impresionante su fuerza, su punch, a esa edad. Luego era difícil corroborar las cosas que decía, aunque al final, se fue un grande de la música mexicana.

Roberto Arballo Betuco (guitarrista, propietario de los clubes Papá Beto y Blue Monk). Siempre escuché comentarios a favor y en contra, como en todo. Toqué poco con él, pero platiqué mucho con él. Hace muchos años, todos los músicos nos juntábamos diario en la calle de Ayuntamiento, por la XEW, de ahí salían todos los trabajos; y yo de chamaco platicaba mucho con Tino, con el Vitillo, con Chilo Morán, Tino era muy buen músico; y mucho después vivía a media cuadra del Papá Beto, pero nunca tocó ahí, porque… no se dio. La programación de Papá Beto dependía de las personas que nos pedían a Yuko y a mí una fecha para tocar; nosotros no buscábamos músicos para presentarse ahí, ellos llegaban. Y Tino nunca fue.

José Fernández (Propietario de los clubes Jazz Place y Jazz Base). Creo que Tino fue uno de los grandes pilares del jazz en México. Una trayectoria tan larga no puede pasar desapercibida. Ahora que falleció, me llama mucho la atención ver cómo muchos jóvenes usan palabras de agradecimiento a su obra; me gustó mucho que no hubiera ese divorcio entre la vieja guardia y la nueva generación. Tino era una persona carismática, con unos puntos de vista muy… particulares, muy específicos.

érik Montenegro (Productor y conductor radiofónico). Tino era un hombre de corte internacional. Además de su talento detrás de los tambores, tenía un talento muy especial en las relaciones públicas. Hizo de su vida una gloria y de su historia una absoluta leyenda. Era conocido por sus más de 40 grabaciones. Chihuahuense de cepa, fue el primer baterista 100 por ciento jazz de la historia nacional. Siempre se sospechó que había ciertos elementos de temperatura extra en la cocción de las historias que contaba, pero sin duda fue un ejemplo de trabajo muy duro. Inventó el jazz flamenco antes que el mismo Miles Davis. Su leyenda se empieza abordar a partir de que se ha ido a los 97 años.

Ornicoleman (Músico y periodista). Desde que entré al jazz, allá por los 70, sabía que en el jazz mexicano había una figura importante; pero ya con el tiempo me doy cuenta que muchos de sus trabajos no son muy buenos, como el famoso jazz flamenco, que es un trabajo que no llena realmente, que no es una propuesta como tal. Después, durante mucho tiempo, escuché muchos trabajos de Tino que, más que propuestas, eran puntadas que él hacía. Sus aportaciones al jazz no se me hacen tan grandes como se pretende presentarlo. Es loable que siguiera tocando a la edad que tenía, pero lo que hacía en la batería eran figuras muy simples, no había improvisación realmente.

Germán Palomares Oviedo (Productor y conductor radiofónico). Como Lorenzo Garza en los toros, Tino Contreras fue en la música de jazz el ave de las tempestades, endiosado por unos y subestimado por otros. Tino vivió dedicado por completo a la música casi 90 años; y aunque se le conocía básicamente como baterista, tocaba el piano, la trompeta y cantaba muy a su manera. Muchas de sus contribuciones no repercutirán, mientras que otras se quedarán como modelo de profundidad, de investigación y de voluntad para heredar algo de sí a las nuevas generaciones. Básicamente, su legado es la dedicación. Su palabra predilecta era el jazz y vivía como jazzista.

Finalizando esta columna nos enteramos de la muerte de Juan Carlos Novelo. No puede ser. Tres bateristas en menos de tres semanas.