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Ciudad Perdida

Oposición: poco diálogo y más pleito

I

nspirados seguramente en el acontecer allá en Afganistán, los alcaldes panistas pretendieron escribir una página del Talibán, aquí en pleno Zócalo.

Nada improvisado, la noche del domingo pasado ya había rumores, por varios lados, que aseguraban que los panistas tratarían de ingresar al Congreso y curiosamente la presidenta de la mesa directiva de la cámara local, Ana Patricia Báez pidió la mañana de ayer que se resguardara el recinto legislativo.

El asunto es que a las ocho de la mañana un centenar de manifestantes pertenecientes al PRD –ahora aliado de los panistas–, que se decían contrarios a la ley de Desarrollo Urbano, amenazaban con entrar al Congreso. Se instaló el cerco y la trampa quedo lista.

Tiempo después, antes de que dieran las 9.30, a las calles de Belisario Domínguez y callejón del 57, arribaron los alcaldes panistas que ya sabían que el cerco policiaco se había colocado, y que no tenían ninguna otra intención, por lo que se observa, que buscar un enfrentamiento con los policías, 80 en total.

La alcaldesa Lía, armó el lío. Como se puede ver en las imágenes de video que circularon en las redes sociales, la señora Limón se lanzó, armada sólo de su cubrebocas, contra los policías; lanzaba puñetazos, empujaba, como si quisiera que alguien le respondiera con la misma violencia que ella usaba, de pronto –no se alcanza a ver en los videos– la funcionaria apareció sin cubrebocas y con el puente de la nariz dañado.

Casi como si se tratara de la misma consigna, la alcaldesa en Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, la pieza más importante de Ricardo Monreal en la Ciudad de México, montó sobre las estructura metálicas que impedían el paso y con ello buscó burlar la valla policiaca, tampoco lo logró.

Por su parte, Martí Batres, siempre tan preparado para responder al fuego enemigo, esta vez resultó negociador, tibio, frente a la provocación que montaron los panistas. Explicó, sin decirlo, que el zafarrancho era, como dijimos, un provocación y que bien se habría podido evitar con un telefonazo de los alcaldes a la autoridad del Congreso, o del Gobierno central, y prefirió guardar el perfil bajo antes que confrontarse con los rijosos.

El asunto es que según nos anuncian, poco será el diálogo y grandes los pleitos que los azules buscarán dirimir con actos violentos, lo que ya debe estar en la agenda de análisis del gobierno de la ciudad, antes de que se vaya a presentar otro problema como el de ayer.

Como ya es más que sabido, el PAN no tiene una cabeza respetada en la capital del país. Por decirlo de alguna manera, en el organismo cada quien hace lo que mejor le parece porque no hay riendas que controlen, por ejemplo a Lía Limón –¿como estará la cosa que en la demarcación ya extrañan a Layda Sansores?, que ha dejado en claro que a ella nadie la gobierna.

El asunto apenas empieza y el gobierno debe estar muy al cuidado para que no lo hagan caer en trampas que busquen desacreditar al gobierno de Claudia Sheinbaum. ¡Aguas!

De pasadita

Desde el Congreso de la ciudad, debería empezarse a pensar en una ley que impida que los desarrolladores abusen de quienes les compran algún inmueble.

Aquí hemos relatado las tropelías que ha cometido un arquitecto llamado Javier Sánchez, cuya firma JSa se ha ido a la quiebra y ha dejado los desarrollos en los que intervino sin que se puedan solucionar los problemas que causó la mala construcción. Bien podría acusársele de fraude, pero éste es sólo un ejemplo, hay otros de la misma calaña y debe existir una ley que los ciña a la legalidad. La palabra la tiene el Congreso.

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