El asesinato del activista indígena tzotzil Simón Pedro Pérez López, integrante de la organización civil Las Abejas de Acteal, es otra trágica evidencia de cómo la violencia coarta el trabajo de quienes defienden las garantías fundamentales en el país, afirmó Guillermo Fernández-Maldonado, representante de la Oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH).

Señaló que en lo que va del año ha documentado siete asesinatos de activistas, en los que la letal agresión puede ser en represalia por su legítima labor. Ante ello, exhortó a las autoridades a tomar medidas efectivas y oportunas para prevenir los ataques y afrontar las causas subyacentes que los sitúan en riesgo.

Sobre Pérez López, quien fue asesinado el lunes pasado en Simojovel, Chiapas, la ONU-DH condenó el asesinato y llamó a las autoridades a investigar el caso de manera exhaustiva tomando en cuenta todas las líneas de investigación, incluyendo la posible vinculación con su trabajo de defensa e incorporando la perspectiva multicultural.

Fernández-Maldonado expresó su preocupación respecto a que el homicidio se perpetró pocos días después de que el activista denunciara ante las autoridades la situación de violencia y riesgo que enfrentan pobladores de la región de los Altos de Chiapas debido a la actividad de grupos criminales, y a la denuncia pública hecha por organizaciones de la sociedad civil al respecto.

En tanto, la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todas y Todos manifestó que el crimen confirma la grave situación de riesgo a la vida e integridad de las personas defensoras de derechos humanos en Chiapas que la misma organización de Las Abejas ha denunciado desde 1997, fecha en que se cometió la masacre de Acteal que develó la presencia de grupos civiles armados en la región que actúan con la anuencia de las autoridades de los tres niveles de gobierno.