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Egidio Torre y Felipe Calderón pactaron triunfo del PAN en 2016

El crimen organizado sitió Tamaulipas, durante el sexenio de Eugenio Hernández
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 25 de mayo de 2021, p. 26

Ciudad Victoria, Tamps., Cuando el priísta Eugenio Hernández Flores fue elegido candidato a la gubernatura de la entidad el 26 de junio de 2004, la clase política y medios regionales difundieron que el nuevo abanderado tenía nueve años de militancia en el tricolor y nueve de prosperidad.

Manuel Cavazos Lerma –gobernador de 1994 a 1999– lo proyectó por su simpatía entre las mujeres y la población en general; Tomás Yarrington Ruvalcaba (1999-2004) lo arropó, pues en la elección de 2002 venció en la contienda para alcalde al férreo competidor panista Gustavo Cárdenas Gutiérrez, quien se mantenía en la puja para encabezar al gobierno tamaulipeco.

Entre 1999 y 2000, durante la precampaña y campaña de Francisco Labastida Ochoa, por la Presidencia de la República, Geño Hernández encabezó el Comité de Financiamiento del PRI estatal, y en paga recibió una diputación local que le sirvió para proyectarse y regresar como candidato a edil en la elección intermedia de Yarrington, quien finalmente lo perfiló para aspirar a ser mandatario estatal.

Hernández heredó a amigos de Cavazos y Yarrington

Hernández heredó además de la titularidad del Ejecutivo, a los amigos de Cavazos y de Yarrington. Durante su administración, en 2008, elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional desmantelaron un campamento de entrenamiento paramilitar en el poblado Los San Pedros del municipio de Güemez; los militares arrestaron a 54 sujetos, pero los liberó un fiscal de la entonces Procuraduría General de la República.

Un mando del 77 Batallón de Infantería aseguró en ese tiempo a la corresponsalía de La Jornada que Hernández Flores era investigado por presuntos vínculos con la delincuencia organizada. Antes, en 2005, el primer año de su sexenio, se documentaron más de mil homicidios en la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo, y su gestión concluyó con el asesinato de Rodolfo Torre Cantú, hermano de su amigo y socio Egidio Torre, el 27 de junio de 2010.

Eugenio Hernández dejó el estado intransitable, las 10 principales ciudades tamaulipecas –Tampico, Nuevo Laredo, Mante, Matamoros, Reynosa, Victoria, Valle Hermoso, Miguel Alemán, San Fernando y Río Bravo–, estaban sitiadas por el crimen, lo mismo las carreteras federales, estatales, municipales, brechas y caminos vecinales.

Egidio Torre, gobernador de 2011-2016 luego de sustituir como candidato a su hermano Rodolfo, hizo una función deplorable. En corrillos estatales se afirma que, presionado por el gobierno federal de Felipe Calderón Hinojosa, habría pactado la llegada del PAN a la gubernatura, que se materializó con el triunfo arrollador de Francisco García Cabeza de Vaca.

Esto habría sido una bofetada para Hernández Flores. En un encuentro casual entre Eugenio Hernández y García Cabeza de Vaca, el primero le juró que jamás sería mandatario y el segundo replicó que si llegaba, lo metería a la cárcel.

El blanquiazul cumplió su amenaza. En octubre de 2017, la Policía Ministerial detuvo a Eugenio Hernández, acusado de apropiarse de mil 600 hectáreas del Puerto Industrial de Altamira, y Estados Unidos promovió una solicitud para extraditarlo a principios de 2018.

El mismo Francisco García presumió en público haber propiciado que autoridades estadunidenses detuvieran a Tomás Yarrington por lavado de dinero y lazos con la delincuencia organizada, y además pidieran la entrega de Hernández Flores.

Los verdugos de hoy son las reses de mañana

De consumarse el proceso penal contra García Cabeza de Vaca –a quien hoy se le atribuye incurrir en enriquecimiento ilícito y delitos contra la salud, entre otros crímenes–, éste sería el primer gobernador de Tamaulipas que enfrenta a la justicia estando en funciones, y el tercero enjuiciado después de Yarrington Ruvalcaba y Hernández Flores, con quienes el hoy aún titular del Ejecutivo habría tenido relaciones. Desde que inició su periodo, el 1º de octubre de 2016, la prensa regional señaló a Francisco García que los verdugos de hoy son las reses de mañana.

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▲ El priísta Eugenio Hernández Flores, quien gobernó Tamaulipas de 2005 a 2010, durante su participación en la cabalgata Tres estados unidos en sus tradiciones, realizada en Coahuila en 2008.Foto Notimex

Francisco García se inició en la política adhiriéndose al PAN. En 1999 coordinó a la asociación civil Amigos de Fox –creada para recaudar fondos y promover electoralmente a quien sería el primer presidente mexicano no priísta en más de 60 años—en la zona norte de Tamaulipas, y con Felipe Calderón encabezó a la Comisión para la Regularización de la Tenencia de la Tierra. En 2004 ganó la alcaldía de Reynosa, que encabezó de 2005 a 2007. Dado su pegue electoral con la población por su perfil de norteño y entrón, recibió el espaldarazo de Yarrington, para dejarle a Eugenio Hernández un edil que le revirara.

En los primeros tres años de la administración de Hernández Flores promovió una controversia constitucional, en la que reclamó la autonomía sobre la Comisión Municipal de Agua Potable de Reynosa.

Y tuvo respaldo de la gestión federal de Vicente Fox Quezada, quien durante 2005 autorizó la entrada de la hoy extinta Policía Federal para que tomara el control de la seguridad en la zona fronteriza reinosense, al igual que en municipios aledaños como Río Bravo y una parte de la región Frontera Chica, lo cual le permitió someter a la delincuencia de esa zona.

En su gabinete de edil y a la fecha, en el gobierno estatal, figura Miguel Ángel Villarreal Ongay, relacionado con los hermanos Bribiesca, hijos de Marta Sahagún, esposa de Fox, y la familia de Calderón Hinojosa. Villarreal Ongay actualmente se desempeña como secretario del Trabajo, y en los primeros años del sexenio de García Cabeza de Vaca fue secretario estatal de Administración.

Su perfil tomó vuelo en los comicios de 2012, cuando arrasó en la elección de senador, derrotando al ex gobernador priísta Manuel Cavazos, quien de todas formas obtuvo un escaño por segunda minoría.

En el 2016 contendió por el Ejecutivo estatal con el respaldo de Egidio Torre. Triunfó por el malestar de la población ante las gestiones priístas y el asesinato de Rodolfo Torre. Al momento, el gobierno federal atribuye a García Cabeza de Vaca un presunto fraude por la venta de un departamento en la Ciudad de México, que no habría incluido en su declaración fiscal.

A su vez, la Fiscalía General de la República lo investiga por la compra de ranchos ganaderos y otros negocios en Tamaulipas. Asimismo se le atribuye encabezar una presunta red de familiares coludidos para triangular más de 100 millones de pesos en México, a través de empresas inmobiliarias, constructoras y despachos legales, entre otras.

En Ciudad Victoria, el equipo de Francisco García habría convencido a Óscar Almaraz Smer –secretario de Finanzas con Eugenio Hernández–, quien fue regidor durante los primeros dos años de su administración como alcalde capitalino, de que se sumara a su proyecto político, de manera que hoy compite como candidato del PAN a diputado federal por el 5 distrito electoral.

Colaboradores de Almaraz Smer laboran en el aparato gubernamental y en la presidencia municipal de Ciudad Victoria, en tareas técnicas para abastecer de agua a la zona urbana de la localidad, mientras que a nivel estatal, trabajan en los rubros de educación, desarrollo urbano, en la Secretaria General de Gobierno, obras públicas, desarrollo económico, y hasta en la Secretaría de Seguridad Pública.

García Cabeza de Vaca tiene de colaboradores a ex priístas y cuadros políticos que pretenden continuar en la actividad electoral y la función pública. Algo similar ocurrió en Nuevo Laredo, donde invitó a la diputada local priísta Yahleel Abdala a renunciar a su partido para postularse como candidata del PAN a la alcaldía de Nuevo Laredo, donde el padre de la legisladora, el ex legislador estatal y federal José Manuel Abdala de la Fuente, fue edil durante la época priísta.