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Baja desocupación, pero los empleos son de menor calidad, señalan economistas
 
Periódico La Jornada
Viernes 26 de marzo de 2021, p. 14

A pesar de que existe una recuperación en la tasa de desocupación que se reportó tras el impacto de la pandemia de Covid-19 en México, la calidad del empleo no se ha recuperado, pues la gente participa más en el sector informal, labora más tiempo y gana menos, advirtieron especialistas y economistas durante el seminario virtual Perspectivas Económicas y Sociales de México frente al Covid-19, organizado por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).

Graciela Teruel Belismeli, directora del Instituto de Investigaciones sobre Desarrollo Sustentable y Equidad Social (Equide) de la Universidad Iberoamericana, alertó que 12 millones de personas ingresarán a la pobreza o pobreza extrema, y destacó que sólo 33 por ciento de la población tiene garantizada su seguridad alimentaria.

Agregó que, de acuerdo con los resultados de la Encuesta de Seguimiento de los efectos del Covid-19 en el Bienestar de los Hogares Mexicanos (Encovid-19), diseñada por Equide y Quantos Investigación Cuantitativa, de abril a diciembre de 2020 hubo una recuperación de empleos, pues la tasa de desocupación pasó de 11 a 7.1 por ciento, con un pico máximo de 15.5 por ciento en mayo de 2020, cuando se reportaron 8.9 millones de personas desocupadas, cifra que se redujo a 3.9 millones en diciembre pasado.

De acuerdo con estos resultados, pese a la recuperación del empleo, se detectó que 46 por ciento de la población reportó menos horas contratadas, 58 por ciento percibió menos ingresos y 43 por ciento perdió prestaciones. En cuanto a los ingresos, aseguró que siete de cada 10 mexicanos ha reportado una reducción, la cual se redujo a seis de cada 10 para diciembre de 2020.

Se amplía brecha en gasto familiar

Por lo que respecta al gasto en los hogares, José Luis Figueroa Oropeza, investigador de la Dirección de Economía de la Salud e Innovaciones del Sistema de Salud del INSP, agregó que si bien se ha mantenido la inversión por hogar para la adquisición de alimentos, con un promedio de mil 500 pesos per cápita por hogar, hay un gasto diferenciado por región. En áreas rurales es de mil 237 pesos y en urbanas es de mil 566 pesos.

Si se consideran los quintiles de ingreso, detalló que a nivel nacional, en el quintil más alto se gasta en promedio 900 pesos más en alimentos, mientras la región centro-norte tiene la mayor diferencia entre hogares pobres y ricos, con mil 325 pesos aproximadamente, y en los hogares de la península la diferencia es de apenas 150 pesos.

Los hogares más pobres, explicó Figueroa Oropeza, gastan 50.9 por ciento de sus recursos en la compra de alimentos básicos como cereales, tubérculos, legumbres, frutas y verduras; en contraste, los hogares ricos destinan 38.1 por ciento de sus ingresos para estos alimentos, mientras que al menos 15 por ciento de los recursos de todos los hogares se dedica a la compra de bebidas azucaradas, aceites, grasas, dulces y botanas.