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El nuevo brutalismo
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▲ Fotograma de la cinta de Zahler.Foto cortesía Amazon
S

e podría pensar, por razones de mercado dominante, que todo el cine estadunidense de interés nos llega de una u otra forma. Pues no. Ahí tienen el caso del realizador y guionista S. Craig Zahler. Con las tres películas que integran hasta ahora su filmografía – Bone Tomahawk (2015), Brawl in Cell Block 99 (2017) y Dragged Across Concrete (2018)– Zahler se ha manifestado como un heredero natural de la tradición dura de cineastas como Robert Aldrich, Sam Fuller o Don Siegel, que se fraguaron en las filas fértiles de la película B.

La primera fue un western atípico donde la conversación ingeniosa alternaba con momentos brutales (en una secuencia inolvidable, unos indios caníbales partían a la mitad a su nueva víctima). No menos brutal fue la siguiente, Brawl in Cell Block 99, donde un reo (Vince Vaughan, en plan indestructible) hacía pomada a sus contrincantes de la crujía titular. Ninguna se distribuyó en México y fue necesario verlas en video (como ahora vemos todo).

Ahora nos ocuparemos de la tercera que, a diferencia de las otras, ya se puede encontrar en una plataforma digital (Amazon Prime) y ha sido rebautizada como Justicia brutal, no faltaba más. De dos horas y 40 minutos de duración, este thriller policiaco reúne las cualidades, pero también los defectos de Zahler, quien también es novelista y roquero.

La película tiene por antihéroes a un par de policías chuecos, Brett Ridgeman (un casi irreconocible Mel Gibson, de lo cascado que está) y Anthony Lurasetti (Vince Vaughn, otra vez) que someten con maltratos a un sospechoso mexicano (Ridgeman le pisa el cuello para tenerlo quieto). Porque han sido captados en video y exhibidos por televisión, son suspendidos durante seis semanas sin sueldo por su pragmático jefe (Don Johnson).

Como ambos andan necesitados de dinero (el primero quiere mudar a su familia a un barrio mejor, el segundo piensa sentar cabeza con su novia) deciden seguir a un delincuente internacional, Vogelmann (Thomas Kretschmann) con la intención de apoderarse de algún botín. El hallazgo (una carga de lingotes de oro) rebasa por mucho las expectativas de los detectives, quienes deben enfrentar a la temible banda del extranjero.

Esa es la trama, en resumidas cuentas. Fuller o Siegel la hubieran resuelto en 90 minutos, máximo. Pero Zahler se toma su tiempo para establecer los motivos de la mayoría de sus personajes, hasta los incidentales (por ejemplo, vemos cómo una empleada bancaria renuente a abandonar a su bebé recién nacido será sacrificada una escena después). También un exconvicto negro (Tory Kittles), que aparece en la primera secuencia, tendrá una importancia inusitada en las acciones. El Zahler guionista está enamorado de sus propios diálogos, por lo cual los protagonistas hablan y hablan, disipando la tensión dramática.

Por suerte, el cineasta es también hábil para manejar la hiperviolencia, que se evidencia en el desempeño desalmado de la banda delincuente. Uno hasta teme descubrir lo que Zahler es capaz de escenificar. Y eso le devuelve una necesaria dosis de suspenso a su relato. Justicia brutal es muy digna de verse, pero requiere de un poco de paciencia.

Justicia Brutal

(Dragged Across Concrete)

D y G: S. Craig Zahler/ F. en C: Benji Bakshi/ M: Jeff Herriott, The O’Jays, S. Craig Zahler/ Ed: Greg D’Auria/ Con: Mel Gibson, Vince Vaughn, Tory Kittles, Michael Jai White, Thomas Kretschmann/ P: Unified Pictures, CINESTATE, Look to the Sky Films, Realmbuilders Productions, Bloom, Icon Productions, Metrol Technology, Moot Point Productions. EU, 2018.

Twitter: walyder