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Ruta sonora

Lo luminoso de 2020 (jazz+avant-garde, primera parte)

D

e las pocas cosas que salvaron 2020 fue la música: la posibilidad de grabar en el encierro y editar discos a pesar de que dejó de haber conciertos. La calidad se mantuvo en alto y uno de los géneros que en años recientes está ganando auge masivo es el jazz, que se ha reinventado para combinarse con música contemporánea, rock, folk, indie, electrónica: ya no suena igual que el de vieja guardia, por lo cual se abre a un público joven más diverso. Además, son cada vez más mujeres autoras, instrumentistas y productoras, las que enriquecen este abanico sonoro.

Así que algo tarde pero seguro, debido a las cambiantes y muchas ocupaciones de la autora de estas líneas (disculpen ustedes), también a razón de la pandemia, llega por fin su acostumbrado recuento con los discos más notables del año previo. Hoy, la primera parte del apartado avant-garde & jazz, con una aproximación a lo más selecto en el ámbito internacional.

1. Jyoti. Mama , You Can Bet! (Estados Unidos). Fastuoso trabajo el de la compositora, cantante y multinstrumentista Georgia Anne Muldrow, cuya creación proveniente de la tradición soul y góspel se entrelaza en un jazz acústico, bluesero, a ratos con rítmica hip-hop, otros con guitarras eléctricas, teclados análogos y producción sideral, con su voz tremenda levitando al centro y autorreproduciéndose en coros mil. Gran cosa.

2. Susan Alcorn Quintet, Pedernal, y Mary Halvorson’s Code Girl, Artlessly Falling (ambas de EU). La primera, improvisadora de steel-guitar, compone y dirige una mezcla mágica de jazz con música contemporánea / concreta, que incluye entre otros la guitarra eléctrica de la misma Mary Halvorson y el violín de Mark Feldman, cuyo toque clásico contrasta fascinante con lo experimental. La segunda, ya descrita, compone y dedica este álbum al legendario Robert Wyatt, quien canta en tres temas. Jazz, prog-rock, improvisación libre, mucho sax volátil y ella cantando entre suave y experimental, hacen de éste una belleza.

3. Sun Ra Arkestra, Swirling (EU). La música afro-futurista de Sun Ra (fallecido en 1993) es revivida por esta orquesta ahora dirigida por el saxofonista de 96 años, Marshall Allen. Temas clásicos son reinventados tras dos décadas de no editar ningún material, más dos inéditos. Exuberantes metales pródigos en exquisitas disonancias, sintetizadores espaciales, pianos cincuenteros que se deslavan, corales góspel y mucho bongó. Alucinante.

4. Exploding Star Orchestra, Dimensional Stardust (EU). El ejecutante de corno y compositor Rob Mazurek encabeza desde Chicago esta multi-fusión de ánimo clásico minimalista e impetuosa, cambiante, sorpresiva, que va del jazz a la música contemporánea, e igual admite ensamble de cuerdas que guitarras eléctricas, cellos, flautas, pianos, baterías, electrónica y spoken word robótico. Intoxicante.

5. Nduduzo Makhathini, Modes of Communitation: Letters from the Underworlds (Sudáfrica) y Tony Allen & Hugh Masekella, Rejoice (Nigeria + Sudáfrica). Empate entre estos dos combos africanos. El primero, un jazz que combina tradición saxera con vanguardia y ánimo espiritual (recoge la tradición zulu que acude a la sanación divina o ubungoma), es encabezado por este tremendo pianista. El segundo es un disco póstumo del trompetista Masekela, fallecido en 2018; fue grabado en 2010 pero editado en 2020 como homenaje del gran baterista Allen, quien igual murió poco después. Funky jazz con mucho groove, pizcas de bop y cantos afro-beat; una delicia.

6. Shabaka & the Ancestors, We are sent here by history (Inglaterra). Shabaka Hutchings, saxofonista del aclamado cuarteto The Comet is Coming (Ruta Sonora / lo mejor de 2019: https://bit.ly/3rIRu9L), arma este octeto con músicos de Sudáfrica. La tensión hipnótica de su afro-latin-jazz, con cantos rasposos y gritos de orgullo racial, envuelve en un hechizo fantasmal y ancestral, adictivo y trepidante. Fino pero atascado, salvaje.

7. Moses Boyd. Dark matter (Inglaterra). Considerado un genio de la escena londinense de nu-jazz, este joven baterista (nacido en 1991), autor y productor, combina pianos y saxofones de jazz clásico con percusiones de grime y electrónica, producidos de forma cósmica. Su trabajo previo con Binker Golding es gran precedente ( Ruta Sonora / lo mejor de 2017: https://bit.ly/3tO8nlm). Versátil, igual mezcla rítmica y metales afro-beat, y funky grooves, que guitarras jazzy-bluseras y voces soul-pop invitadas. Jazz del siglo XXI.

8. Still House Plants, Fast edit (Escocia). ¿Es R&B / jazz? ¿Es prog rock? ¿Es punk experimental? Este sorprendente y joven trío, con elementos mínimos y austeros, genera una música harto original con sólo voz, batería y guitarra eléctrica. La cantante Jessica Hickie-Kallenbach emite una voz grave y decididamente jazzy, disonante, que se entremezcla con los contratiempos sucios de la batería y la locura concreta/contemporánea de la guitarra, a veces acelerados, a veces etéreos y contemplativos, siempre creativos. Imprescindibles.

Twitter: patipenaloza