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Polémica en España por influencers que se mudan a Andorra y no pagan impuestos
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 7 de febrero de 2021, p. 15

Madrid. Plataformas de redes sociales como Youtube, Instagram o TikTok se han convertido en el nuevo maná de un reducido y selecto grupo de jóvenes, influencers, quienes logran, gracias a sus contenidos, convertirse en figuras de culto y obtener millonarios ingresos. La mayoría de ellos son líderes de opinión de varias generaciones de adolescentes y jóvenes

Por eso, el anuncio reciente de uno de ellos, quizá el más carismático, El Rubius, de trasladarse a vivir a Andorra para pagar menos impuestos, provocó una fuerte polémica en España, que también sirvió para aflorar a los influencers que defienden abiertamente la premisa de que paguen más impuestos los que más ganan.

En una larga lista de youtubers que decidieron trasladarse a vivir a Andorra se sumó recientemente El Rubius, que se llama en realidad Rubén Doblas Gundersen, un ciudadano con doble nacionalidad española y noruega y que desde hace más de 10 años –actualmente tiene 30– se convirtió en un fenómeno de las redes sociales por su videos en los que hablada un poco de todo. Jóvenes de varias generaciones se convirtieron en sus seguidores, no sólo en España, sino en otros países de América Latina, como México, con lo que logró en poco tiempo convertirse en uno de los youtubers con más seguidores y más likes para sus videos. Actualmente tiene 40 millones de seguidores, gana alrededor de 5 millones de euros anuales y es uno de los influencers más conocidos de habla española.

En sus videos, en los que habla poco o casi nada de cuestiones políticas –salvo en algunas ocasiones que ha hecho campaña por la candidatura de izquierda para gobernar Madrid que encabeza la ex alcaldesa Manuela Carmena–, hay un sinfín de comentarios y diálogos entre sus seguidores, que son legión, y la mayoría de ellos más jóvenes que él. Muchos de ellos elogian su carisma, facilidad de palabra y su buena educación al hablar –nunca habla con exabruptos ni malas palabras.

Pero su nombre generó un debate nacional en España a raíz de su decisión de trasladarse a vivir a Andorra, donde, según explicó, tenía a sus amigos – Willyrex, Vegeta777 o The Grefg–, pero también pagaría menos impuestos.

Y es que el fisco español aplica 47 por ciento del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) para los ingresos de más de 300 mil euros. En Andorra, no obstante, es apenas de 20 por ciento, incluso menos si reclamas algunos beneficios fiscales que pueden reducir la tasa hasta 10 por ciento. Su decisión, según explicó, es porque no considera que haya una relación equilibrada entre el Estado y el ciudadano, pero advierte que no quiere dar un mal ejemplo a los más jóvenes, haciéndoles pensar que no hay que pagar impuestos, al afirmar que pagar impuestos es contribuir con tu aportación al progreso y la prosperidad del país donde resides. Pero la aportación que hizo en España durante al menos 10 años, a su modo de entender, era demasiada.

Campaña de linchamiento

En una carta pública, El Rubius explicó: “Llevo estos 10 años de youtuber pagando casi la mitad de lo que he ganado en impuestos. Diez años. Y estoy muy contento de haberlos pagado. Lo que me molesta es que, aunque lleve desde el día uno haciendo las cosas bien y de manera legal, como, sin duda debe hacerse, Hacienda me haya tratado como si fuera un delincuente. Desde ese primer día he estado sometido a inspecciones fiscales, se han emitido notificaciones al resto de Haciendas europeas y de EU para ver si tenía cuentas corrientes ocultas, me han puesto sanciones por no atender a requerimientos que nunca llegaron, y un largo etcétera”.

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▲ La decisión de El Rubius de mudarse a Andorra provoca malestar.Foto tomada de YouTube

También criticó la campaña de linchamiento que se desatado en España: “En una televisión financiada públicamente (TVE) hemos oído que ‘a todos los youtubers evasores de impuestos deberían decapitarles en la plaza pública’. Por lo visto, se considera normal y aceptable soltar semejante barbaridad en la televisión pública. En serio, ¿es este el nivel de un debate público digno de un país civilizado? ¿Así es cómo vamos a combatir los discursos del odio? ¿Acaso ponerme a mí de cabeza de turco y verter todo ese odio sobre mi persona va a contribuir a que mejoren los problemas de fondo que hay en España?”

El Rubius y otros influencers que tomaron la misma decisión justifican también su decisión en la forma en la que se gastan los impuestos de los ciudadanos en España y en el altísimo nivel de corrupción que prevalece en todas las instituciones, desde la Casa Real hasta los ayuntamientos más pequeños, que además afecta a todos los partidos políticos, desde el derechista Popular (PP) hasta el Socialista Obrero Español (PSOE) o el más joven de ellos, Unidas Podemos (UP).

Este argumento lo desdeñan otros influencers para adoptar una decisión tan tajante y que supone la tributación en otro país, en este caso Andorra, que hasta el 2017 era considerado un paraíso fiscal. Actualmente hay una campaña para que se le vuelva a incluir en esa lista.

Frente a posturas como la de El Rubius hay otros influencers como el popular Ibai Llanos, el comunicador vasco que gana aproximadamente, un millón y medio de euros cada año: “Si no me he ido a Andorra ha sido porque no me ha dado la gana. Yo tributo aquí porque estoy bien. Yo vivo de puta madre igual, aunque me quiten la mitad. Me da igual lo que me quiten, me parece normal que a la gente que gana mucha pasta le quiten mucho dinero. Y como yo, hay muchos youtubers que piensan lo mismo y por eso no se han ido a Andorra”.

El gobierno, presidido por el socialista Pedro Sánchez, ya anunció que por conducto de la Agencia Tributaria controlará a los grandes patrimonios que fingen vivir fuera de España, lo que se entendió como una declaración de guerra contra estos influencers. De hecho la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, advirtió que la presión fiscal se sitúa en España siete puntos por debajo de la medida de los países europeos e insistió en la importancia de la responsabilidad fiscal para tener servicios públicos de calidad. Es decir, un sistema en el que cada uno aporte según su capacidad y reciba según su necesidad.