Opinión
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Desde el otro lado

Biden y la política migratoria

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asado mañana Joseph Biden jurará como el 46 presidente de EU. La instrumentación de su política migratoria es una de las principales incógnitas, derivada de su corresponsabilidad durante el gobierno de Barack Obama. Las deportaciones masivas de los migrantes indocumentados procedentes de los países ubicados al sur del río Bravo causaron escozor en la comunidad hispana, y los años que han pasado no han sido suficientes para restañar el malestar por esa política. Pero tampoco se puede soslayar el contexto en que Obama fue obligado a efectuarla.

Antes de las deportaciones, intentó una reforma migratoria que beneficiaría a quienes vivían sin documentos en EU. Una de las exigencias de los legisladores republicanos para aprobar dicha reforma fue la deportación inmediata y sin mayor trámite a quienes cruzaran la frontera sin documentos. Su argumento fue la supuesta llegada de terroristas a través de la frontera con México, aprovechando su permeabilidad y la invasión de centroamericanos que buscaban asilo huyendo de las condiciones económicas, políticas y de inseguridad en sus países de origen. La parte más criticada fue la separación de los menores de sus padres y de un sinnúmero de matrimonios. Pero es necesario subrayar que dicha política en parte obedeció al acoso de la mayoría republicana en el Congreso. Es paradójico que ahora culpen a Obama y Biden los mismos que exigieron se pusiera en práctica esa política.

Mitch Mcconnell, Líder de los senadores, se negó a poner en consideración la reforma migratoria acordada por una comisión de senadores republicanos y demócratas, considerada la mejor solución a los problemas migratorios. McConnell anunció que Obama no se relegiría y para ello no escatimó esfuerzos, como reventar su intento de una reforma migratoria. A pesar de ello, y en medio del obstruccionismo republicano, Obama se las ingenió para lograr la aprobación del Dream Act que evitó la deportación de un millón de jóvenes que llegaron a EU siendo aún menores. El principal negociador para su aprobación fue precisamente Biden.

No se puede exculpar a la administración Biden-Obama de los yerros cometidos en la aplicación de la política migratoria. Sin embargo, ignorar el contexto de su ejecución es exonerar a quienes coadyuvaron a ponerla en efecto y hoy intentan coartar la reforma migratoria que al parecer intentará Biden, cuya meta es hacer justicia a millones de indocumentados.