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Los cables que el fundador de Wikileaks confió a La Jornada
 
Periódico La Jornada
Martes 5 de enero de 2021, p. 18

En noviembre de 2010, el portal Wikileaks eligió cinco publicaciones internacionales con el propósito de entregarles cientos de miles de cables diplomáticos confidenciales: el británico The Guardian, el francés Le Monde, el estadunidense The New York Times, el español El País y el semanario alemán Der Spiegel.

El 18 de enero de 2011, el fundador del portal, Julian Assange, quien entonces era un hombre libre, se encontró con un integrante del equipo de La Jornada en Londres, a quien le confió una memoria USB con miles de cables diplomáticos provenientes de la Secretaría de Estado estadunidense.

Unas cuantas semanas después de haber difundido los documentos secretos, Wikileaks consideró que las publicaciones europeas y estadunidenses a las que cedió la información ignoraron las condiciones que Sunshine Press, razón social del portal, exigió para difundirla: cada nota publicada sobre el material clasificado debía hacer referencia a los documentos en los que se basaba, y éstos serían reproducidos en el portal de Wikileaks. Los nombres de personas inocentes mencionadas en los cables debían protegerse y no divulgarse bajo ningún motivo.

Ante esta situación, Assange y su equipo decidieron entregar la información que aún tenían, separada por países, a medios independientes. El primero en recibirla fue La Jornada.

Wikileaks fue fundada en 2006 por Assange como una ONG dedicada a difundir información confidencial generada y considerada clasificada por las autoridades estadunidenses. Las fuentes del portal recibían la garantía del anonimato.

El portal se volvió relevante en 2009, cuando obtuvo y publicó 570 mil mensajes de localizadores –interceptados ilegalmente el 11 de septiembre de 2001– de personas que buscaban a sus seres queridos tras los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono.

Assange advirtió a La Jornada que para trabajar los archivos que le estaba otorgando se debían utilizar computadoras nuevas que jamás hubieran sido conectadas a Internet, pues no hacerlo así implicaba un riesgo de ser intervenidos.

Un analista profesional fue el encargado de decodificar los archivos encriptados.

En el libro México en Wikileaks: Wikileaks en La Jornada, publicado por esta casa editorial en 2012, con la coordinación de Pedro Miguel, se hace un minucioso recuento de los cables confidenciales filtrados a ese portal sobre México y que fueron publicaron en este diario.

La nota completa se publicó originalmente el 12 de abril de 2019 en La Jornada: (https://cutt.ly/LjsPSY0)