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¿Recuperación a la vista?// De portazos e inversiones

S

egún los cálculos presidenciales, en el primer trimestre de 2021, México regresaría a la condición en que estábamos antes de la pandemia –que no era muy grata que digamos–, y vamos a recuperarnos y empezar a tener ya mayor crecimiento económico. Cierto es que la economía muestra algunos signos de recuperación, pero también lo es que falta mucho por avanzar.

La previsión del presidente López Obrador se conoció en la mañanera de ayer, tras anunciar el segundo paquete de inversiones público-privadas (el primero se conoció el 5 de octubre), una alianza para el desarrollo y la creación de empleos. Es algo muy importante que se estén uniendo los sectores público, privado y social para impulsar el crecimiento del país, crear empleos y que haya bienestar.

En la mañanera de ayer también apareció el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Carlos Salazar, el mismo personaje que en abril pasado se quejaba amargamente, porque, decía, el Presidente de la República nos cerró las puertas, pues López Obrador rechazó la propuesta de ese cártel que no era otra más que contratar más deuda pública (propuso un monto equivalente a 4 por ciento del producto interno bruto) y alivio fiscal para sus agremiados, con el único fin de que el Estado rescatara a la iniciativa privada y, como siempre, simplemente pasara la factura a los mexicanos, siempre en la lógica neoliberal de socializar pérdidas y privatizar ganancias.

Así es, en abril pasado el presidente López Obrador respondió al CCE con un rotundo no, y le dejó en claro que si los empresarios quieren participar en la recuperación de la economía e incrementar el bienestar social el único camino es la inversión, pero no de saliva y en actos pomposos, como acostumbraban en sexenios pasados, sino con dinero contante y sonante. De hecho, el mandatario le mandó un mensaje: nunca se repetirá el rescate financiero de los de arriba (como el Fobaproa), de convertir deudas privadas de unos cuantos en deuda pública. Aprovecho para decirles a algunos que están pensando en esos modelos que no vamos a ceder, aunque se enojen. Se van a quedar esperando. Cuando había crisis, lo primero que se hacía era pedir prestado, solicitar créditos para rescatar a los de arriba y se les daba la espalda a los de abajo, al pueblo.

Por cierto, como lo mencionamos en este espacio cuando López Obrador le cerró la puerta al CCE, en tiempos de vacas gordas los empresarios exigen al abominable Estado que ni se le ocurra meter las manos en la economía, pero son ellos mismos, raudos y chillones, los primeros en intentar prenderse de la ubre de ese mismo Estado –que tanto aborrecen– cuando la situación se pone color de hormiga. Entonces, ¿es falta de creatividad o de plano abuso permanente? Por cierto, cuando todo era miel sobre hojuelas y la amistad florecía, el propio Carlos Salazar declaró que el país no puede permitirse volver a entrar a esos círculos de deuda que todos criticamos, que ha sucedido en estados y empresas (26/ 3/19). Pero muy rápido lo olvidó.

Nueve meses después de aquel portazo y sin nuevo endeudamiento del Estado, se anuncia un segundo paquete de inversión público-privada, de tal suerte que esto viene cada vez cerrando mejor el círculo para impulsar mejores medidas para el crecimiento de México; hemos dicho reiteradamente que si no aumentamos la inversión no podremos lograr el crecimiento y, obvio, el impacto sobre el bienestar. Esto es una muestra práctica, pragmática, de cómo se intenta aumentar la inversión por parte de esta alineación, diría yo, virtuosa, entre el sector público y el sector privado: Carlos Salazar, en la mañanera de ayer.

En fin, los dos paquetes de inversión (el del 5 de octubre y el de ayer) ascienden a 520 mil millones de pesos, una muestra de confianza, de credibilidad (Salazar dixit), de los quejosos por el portazo presidencial.

Las rebanadas del pastel

Dos años ya, contra viento y marea, y sin olvidar que no es fácil encarar pandemia, crisis económica y conservadurismo.