Número 158 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
INFIERNOS AMBIENTALES
La Cascada.

Jalisco

La cuenca Chapala-Santiago como zona de sacrificio

Agrupación Un Salto de Vida

La cuenca Lerma-Chapala-Santiago, tiene su nacimiento como Río Lerma en las montañas de Almoloya del Río, en el Estado de México; recorre los estados de Hidalgo, Querétaro, Guanajuato y Michoacán, hasta desembocar en el Lago de Chapala en Jalisco, donde resurge como Río Santiago y atraviesa la Ciénega, hasta llegar a las cabeceras municipales de El Salto y Juanacatlán. Allí empieza a embarrancarse hasta su desembocadura en el Océano Pacífico, en Santiago Ixcuintla, Nayarit, con una trayectoria de mil 281 kilómetros en total.

Las alteraciones atroces a la cuenca se remontan al porfiriato, con la extinción de las lagunas de Lerma, la construcción del dique de Maltaraña y la instalación de su planta de bombas en La Palma, con lo que desecaron el 25% del Lago de Chapala. Además, desviaron el cauce del Río Duero, generando una alteración a la dinámica hídrica que ha permitido una invasión del cauce por la pérdida de caudal de manera sistemática y a lo largo de la cuenca.

La contaminación en la zona ha ido en aumento conforme el crecimiento industrial y la disminución del caudal en la cuenca, la cual se observa en cuatro etapas: 1) a finales del siglo XIX con la fábrica textil Río Grande; 2) con la instalación de la empresa suiza Nestlé en 1935, la estadounidense Celanese, en 1942, con la construcción del proyecto de abastecimiento para la ciudad de Guadalajara en los años 50 y otras derivaciones de riego que romperían totalmente la dinámica hidrológica Chapala-Santiago; 3) la creación del corredor industrial Ocotlán-El Salto en 1967, el cual se concentró en la cuenca de El Ahogado, así como la instalación de la empresa suiza Ciba Geigy y su expansión en 1972 como ícono de la destrucción del Río Santiago; 4) con la apertura comercial y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), se atrajeron a la cuenca de El Ahogado alrededor de 400 industrias que operan hasta la fecha; se han contabilizado alrededor de 750 en todo el corredor, de las cuales más de 70 son transnacionales: Nestlé, Huntsman, Forbo Siegling, Omya (Suiza), Pernord Ricard, Danone, Virbac (Francia), Mexikor, Valresa (España), Nefab, Zassa Abloy, Concretos Apasco (Suecia), Operadora CICSA, Cytec (Bélgica), DSM Nutritional Products (Países Bajos), QTEK México Pentair Vales and Controls (Irlanda), Petosa, Siemens, Continental, WVoit, BDT, ZF Friedrichshafen AG, Salzgitter Mannesmann, Hella Automotive (Alemania), IBM, Hershey’s, Evans, Borgwarner, Keynstone (Estados Unidos), Quimikao y Honda (Japón), entre otras.

Las pérdidas ambientales que se han suscitado no se han podido cuantificar, pero podemos resumirlo en que se murió toda la vida en el río. En términos de salud, las poblaciones con mayor afectación de la cuenca son Ocotlán, Poncitlán, Juanacatlán, El Salto, Puente Grande y Paso de Guadalupe. Aunque los casos más relevantes son los de las comunidades de Poncitlán del Lago de Chapala, pues se han encontrado los más altos índices de insuficiencia renal del país, asociado a los agroquímicos, además de otros contaminantes industriales.

En El Salto y Juanacatlán existe una gran cantidad de evidencia respecto a la presencia de ácido sulfhídrico y su daño a las vías respiratorias; el arsénico y su asociación a problemas en la gestación; el daño genotóxico y citotóxico, asociados a la exposición crónica a metales pesados y la disminución en la función respiratoria de niños percibida por nuestra compañera Graciela González. Además, en el 21% de los niños estudiados se les encontró pesticidas en la orina, bacterias patógenas para sistema respiratorio en aire y metales diseminados por todo el pueblo.

Un estudio realizado por el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) sobre el río en 2011, revela que se encontraron 1 090 contaminantes y que se vierten 507.5 toneladas de esos diariamente. El 94% de las descargas industriales incumplen las laxas normas oficiales y se menciona que el cuerpo de agua más deteriorado es El Ahogado, en el municipio de El Salto. Por otro lado, el estudio realizado por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) en 2011, resalta padecimientos en más del 40% de los niños muestreados, por ejemplo, presentan alteraciones hematológicas en el caso de La Cofradía y en Juanacatlán. Estos daños ascienden a más del 88% del total de la muestra y en el caso de El Salto, al 79%. Se demostró también que las habilidades cognitivas se encontraban alteradas en más del 70% en varios de los padecimientos de todas las poblaciones. Además, por encima de las normas ocupacionales, el arsénico estuvo presente en más del 40% de los niños de El Salto; esta sustancia se relaciona con el cáncer, la neurotoxicidad y otras enfermedades; el cadmio, uno de los principales responsables del daño renal, asciende hasta el 98% en los niños de El Salto, a 80% en los niños de Juanacatlán y 77% en los de Puente Grande; un neurotóxico como el plomo se encontró en 93% de los niños de Juanacatlán. Este estudio fue deliberadamente ocultado por el gobierno de Jalisco en 2011 y altos funcionarios involucrados permanecieron en sus puestos hasta este sexenio.

Aunque nuestra región no es el ejemplo más grave de devastación ambiental y muerte asociado a la industria voraz, sí es quizá el más emblemático y, a pesar de ello, tenemos encima una decena de megaproyectos que tienen que frenarse si se piensa en su restauración. •

Río Santiago.