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Camila y Lera, la belleza que salvará al mundo
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▲ La violonchelista francobelga Camille ThomasFoto de la cuenta de Facebook de Thomas y del sitio oficial de Auerbach
 
Periódico La Jornada
Sábado 21 de noviembre de 2020, p. a12

El mundo de la música de concierto se renueva. Nuevas figuras recomponen el paisaje acústico en una revolución artística que, curiosamente, sigue los protocolos sin romper el orden establecido. Los moldes clásicos obtienen nuevos modelos en una serie de personalidades que iremos desgranando.

Por lo pronto, he aquí a dos jóvenes que toman las riendas: la violonchelista francobelga Camille Thomas y la pianista y compositora rusa Lera Auerbach, relacionadas por la magia de sus discografías que se entrecruzan, veamos de qué manera:

Camille Thomas tiene 32 años y muchos discos compactos en circulación, dos de ellos con el sello mundial más importante: Deutsche Grammophon.

El más reciente, titulado Voice of Hope, fue una batalla titánica, entre otras cosas, porque es uno de los millones de proyectos que agarró la pandemia con los dedos en la puerta. Se titula así porque el compositor turco Fazil Say (Ankara, 1970) escribió para ella un concierto para violonchelo y orquesta con ese nombre, en memoria de los caídos durante los atentados en París y Estambul, hace cinco años exactamente, en noviembre de 2015.

La partitura, una de esas obras de arte imbuidas de aromas de Oriente y Occidente, es una pieza sólida, emocional y fuerte en varios sentidos, entre ellos, la alusión directa a los violentos acompañada por la respuesta: la belleza combate al horror.

De hecho, Camille Thomas tomó desde el principio la frase de Dostoievski para apoyar su proyecto: la belleza salvará al mundo.

Hay un momento en la obra Voice of Hope donde las percusiones hacen sonar los disparos de las metralletas Kalishnikov que aniquilaron inocentes hace cinco años. Algo semejante a las partituras donde Beethoven (La victoria de Wellington), Chaikovski (Obertura 1812), entre otros autores notables, documentaron hechos de pólvora y sangre y suenan en sus partituras las distintas artillerías: en aquellos casos, fusiles y cañones.

Curioso, en los tres casos mencionados, se escucha el paisaje después de la batalla: momentos de paz y quietud con el canto de aves, como documentamos hace pocas semanas respecto de las distintas grabaciones de La victoria de Wellington, de Beethoven, donde la versión de Sir Neville Marriner al frente de su orquesta, la Academy of Saint Martin in the Fields, incluye cantos de aves, además de trotes de caballos y ladridos de perros al amanecer.

El material sonoro de la obra de Fazil Say, Voice of Hope, está armado en los modos antiguos de Mesopotamia. Por cierto, el primer movimiento de la Sinfonía 3, titulada Universo, de Say, se llama así, Mesopotamia, en tanto su primera sinfonía se titula Estambul. El rico repertorio de Say, otro de los artífices de las nuevas figuras del mundo de la música de concierto, tiene aciertos notables como su pieza Thinking Einstein, para piano y orquesta.

El nuevo disco de Camille Thomas tiene como epicentro Voice of Hope, el concierto para violonchelo y orquesta que escribió para ella Fazil Say, y lo enmarca con 10 partituras donde el violonchelo toma la voz (Voice) de la esperanza (Hope), la mayoría de ellas originalmente escritas para la voz humana, ahora en transcripciones para violonchelo.

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▲ La pianista y compositora siberiana Lera Auerbach.Foto de la cuenta de Facebook de
Thomas y del sitio oficial de Auerbach

Suenan, así, hermosas obras de Ravel, Dvorak, Gluck, Purcell y Bruch, junto a, por ejemplo, una de las Wessendock-Lieder de Wagner y un episodio de John Williams, escritor de música para cine. Lo más valioso de este disco es el sonido. Cuando un intérprete de cualquier instrumento logra un sonido propio, ya puede considerarse consagrado.

La característica central de ese sonido que posee Camille Thomas es la nobleza. Frases largas, respiradas, en fraseo exquisito y resultados contundentes. Su virtud mayor: el manejo de lo que técnicamente se conoce como portamento.

Voice of Hope es el segundo disco de Camille Thomas para Deutsche Grammophon. El primero se tituló Saint-Saenz, Offenbach, data de 2017 y ofrece piezas para violonchelo muy poco conocidas de esos dos autores, en especial las de su tocayo, Camille Saint-Saenz.

Entre los discos de Camille Thomas recomiendo un tesoro: Rachmaninof, Kavalevsky and Auerbach: A Century of Russian Colors. Camille Thomas al violonchelo y Beatrice Berrut al piano, hacen estallar grandes fuegos de pirotecnia en el aire con las obras de Rachmaninof y Kavalevsky. Cuando llegan a las obras de Auerbach, tenemos ante nosotros un nuevo descubrimiento:

Lera Auerbach tiene 47 años y muchas partituras multipremiadas, grabadas en disco muchas veces con ella misma al piano, como es el caso de sus 24 preludios para violín y piano, que siguen el modelo de los 24 preludios de Shostakovich que sigue el modelo de los dos ciclos de 24 preludios y fugas de Bach en la obra cumbre El clave bien temperado.

Lera Auerbach tiene álbumes fascinantes, como el que tituló 72 Angels, interpretado por el Netherlands Chamber Choir junto al The Rascher Saxophone Quartet, una exquisitez instrumental combinada con la voz humana: in splendore lucis: pequeñas piezas tituladas con ángeles numerados del uno al 12 y el número 13 se titula Amén.

También destaca su disco titulado Auerbach: Preludes and Dreams, de 2006, con 24 preludios y 10 dreams, que incluye, track 30, un adagio sognando.

Y llegamos al tesoro mayor: el álbum Tolstoy’s Waltz, de 2005, donde Lera Auerbach interpreta al piano, con acompañamiento orquestal y la voz de un tenor, obras de autores que pocos imaginarían escribiendo música: Boris Pasternak, George Balanchine, Serguéi Diéghilev, Vladimir Odoyevsky, Vasily Polénov y un vals, que titula el disco, escrito por León Tolstói. Uf.

He aquí, entre nosotros, a dos nuevas figuras del Olimpo de la música de concierto en el planeta: la violonchelista francobelga Camille Thomas y la pianista y compositora siberiana Lera Auerbach.

Seguiremos informando.

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