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México SA

Banca y outsourcing // Más subcontratación

A

hora que el Congreso analizará la iniciativa presidencial referente al outsourcing y que el gobierno de la 4T está decidido a poner orden en esta materia, bien vale que la autoridad revise qué sucede en el sistema financiero de México, porque se dan casos en que los mayores bancos que operan en el país (nacionales y foráneos) sólo cuentan, oficialmente, con un solo empleado: el director general; el resto es subcontratado.

Esta situación no es nueva, porque en 2008 (primera estadística oficial sobre este asunto) la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) informó que ese año alrededor de 35 por ciento del personal bancario fue subcontratado, aunque se registraron casos como los de BBVA-Bancomer en los que oficialmente sólo un empleado fue contratado por la empresa, o en los de Inbursa y Azteca, donde 100 por ciento de los trabajadores (incluidos sus respectivos directores generales) fueron subcontratados, todo con la complacencia de las secretarías de Hacienda y del Trabajo, así como del SAT.

Tal práctica se fortaleció a lo largo de los años y la información de la propia CNBV revela que al cierre de septiembre de 2020, 50 por ciento de los empleados de la banca privada laboran por outsourcing, y se trata de un sector que año tras año obtiene jugosísimas cuan crecientes utilidades, a las que sin duda contribuyen la cancelación de los derechos de sus trabajadores.

Por ejemplo, en 2005 el informe anual de la CNBV reportaba que en el caso de Bancomer 58 por ciento de su personal era de confianza y 42 por ciento estaba sindicalizado (todos en la nómina de la firma financiera), pero 15 años después prácticamente 100 por ciento (salvo el director general) labora vía outsourcing. Con Fox, Calderón y Peña Nieto los barones del dinero se dieron vuelo con este esquema.

Ante este panorama, vale recordar la denuncia que a finales de 2006 recibió México SA: “hago del conocimiento público una discreta diligencia interior de cambio de razón social en el banco más grande del país (BBVA-Bancomer). Soy empleado de éste y recientemente nos han ido informando por pequeños grupos que dicha acción ‘forma parte de la restructuración estratégica y administrativa del grupo y le garantiza a usted y a todos los que colaboramos con el mismo, seguridad, permanencia y un trato más homogéneo y justo’.

“A partir de enero de 2007 ya no seremos Grupo Financiero BBVA-Bancomer. Ahora seremos BBVA-Bancomer Operadora, es decir, un outsourcing, maquiladora o como se le quiera ver. Se nos insiste en que esta nueva relación de trabajo no nos afectará en lo mínimo, ni en nuestras prestaciones, antigüedad, puesto o salario, es decir, es transparente; es más, hasta podremos participar en un nuevo esquema de retribución variable (un bono de acuerdo con el desempeño).

Esto último seguramente para no hacer ruido. Lo relevante es que se da precisamente cuando la empresa ya cumplió cinco años con la misma razón social y debe pagar el reparto de utilidades, las cuales son millonarias y en crecimiento. Sólo para darnos una idea: la contribución de ingresos del grupo a nivel local representa 40 por ciento del total a nivel mundial. Ésta es una muestra más de la protección que se les da a las grandes empresas a costa de los trabajadores, sin que autoridad alguna salga en su defensa; por el contrario, se hacen de la vista gorda (nos reservamos el nombre del denunciante).

En 2007 unos cuantos empleados de Bancomer banco fueron traspasados al nuevo trato laboral; en 2008 se reforzó la tendencia y hoy 100 por ciento del personal (salvo el director general) es subcontratado.

En el periodo 2006-2007, BBVA Bancomer obtuvo utilidades netas por alrededor de 37 mil millones de pesos; para 2018 sus ganancias limpias de polvo y paja superaron los 53 mil millones, y de éstos, por concepto de reparto de utilidades, los trabajadores no recibieron un centavo.

Las rebanadas del pastel

Ahora la cúpula empresarial se queja de que la citada iniciativa de AMLO atenta contra el empleo. Qué cara más dura.