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Miles prenden fuego a sus casas en Nagorno-Karabaj antes de huir a Armenia
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 15 de noviembre de 2020, p. 30

Moscú. Mientras Yereván rindió este sábado homenaje a los caídos en la guerra con Azerbaiyán, entre 2 mil 300 y 4 mil combatientes muertos, conforme a distintas fuentes, así como decenas de miles de heridos, en multitudinaria manifestación que derivó en una nueva protesta contra el primer ministro Nikol Pashinian –quien se mantiene en el poder con el apoyo del ejército y de los diputados de su partido, que tienen mayoría en el Parlamento–, miles de personas siguen abandonando sus hogares en lo que era la autoproclamada República de Nagorno-Karabaj.

Algunos de ellos, ante la imposibilidad de llevarse todas sus pertenencias, prefieren prender fuego a sus casas para que no las aproveche el vencedor.

Los poblados en llamas son parte del precio que está pagando el derrotado, lo que se traduce en un auténtico drama para la población civil que ahora, 26 años después de haber vencido Armenia a Azerbaiyán a comienzos de los 90 del siglo pasado, con el apoyo de Rusia, tiene que abandonar a toda prisa los siete distritos en torno a Nagorno-Karabaj y las zonas del enclave, como las ciudades de Shusha y Gadrut, que domina el ejército azerí.

El drama se repite, pero tiene otro protagonista, porque esos distritos –llamados por Armenia franja de seguridad de Nagorno-Karabaj– equivalen a 20 por ciento del territorio de Azerbaiyán, y la ocupación armenia provocó el éxodo de casi un millón de azeríes que se vieron obligados a dejar todo y refugiarse en su país de origen.

Ahora, muchos de los azeríes que anhelan revancha se disponen a regresar y quieren expulsar a los armenios, por más que el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, afirme que pueden quedarse y nada les va a pasar.

Días antes de entrar en vigor la declaración tripartita, que firmaron los presidentes de Azerbaiyán y Rusia y el primer ministro de Armenia, el defensor de los derechos humanos de Nagorno-Karabaj, Artak Beglarian, dio a conocer una estimación que permite tener una idea de la terrible situación que está padeciendo la población civil armenia: desde que comenzaron las hostilidades a fines de septiembre anterior, del total de 150 mil habitantes del enclave, alrededor de 90 mil salieron de la zona de conflicto y de hecho adquirieron la condición de refugiados.

Cuando la derrota se hizo oficial, prosiguió el éxodo de Stepanakert, la capital de Nagorno-Karabaj, y otras localidades, formándose en la carretera, según testigos, una fila kilométrica de vehículos hacia territorio de Armenia, sin que a la fecha pueda saberse cuántos armenios, de los 60 mil que quedaban, aún se encuentran ahí.

De acuerdo con testimonios recabados por reporteros, nadie entre quienes se tuvieron que ir de Nagorno-Karabaj, huyendo de los bombardeos, quiere volver en ninguna circunstancia, ni siquiera en caso de que Naciones Unidas les ofrezca garantías de que no sufrirán ninguna represalia. Muchos armenios dicen que, simplemente, no pueden vivir al lado de los azeríes.