Opinión
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Diáspora zoque y Covid-19
L

a historia reciente de los pueblos indígenas en México se caracteriza por el despojo territorial y la fragmentación de sus núcleos familiares. Hoy en día las diásporas indígenas son toda una realidad. En el caso de los zoques del norte de Chiapas la dispersión es uno de los tantos hilos que configuran el actual contexto donde se desarrolla la pandemia del Covid-19 y explica su actual impacto.

Si fijamos la atención en los municipios de Chapultenango y Francisco León, podemos observar cómo los flujos migratorios nacionales aparecen hacia la década de los 40 y se extienden hasta la actualidad, generando asentamientos en Guadalajara y la Ciudad de México. Por su parte las erupciones del volcán Chichón en 1982 no sólo generó una baja demográfica importante, también fue el acto que desencadenó la implementación de una política de reacomodo poblacional que genera la fundación de nuevos ejidos donde los damnificados zoques fueron reubicados.

Un ejemplo de ello es la fundación del ejido Nuevo Francisco León, en el municipio de Ocosingo, en la selva lacandona. Ahí las familias reubicadas colonizaron la selva y sacaron adelante una nueva generación de zoques que, al igual que sus paisanos que lograron regresar y permanecer en las tierras del volcán, hacia la década de los 90 emprendieron la migración a las maquiladoras del norte de México, así como a lugares turísticos del país como Cancún. En Chapultenango la migración internacional apareció en la década de los 90 y tuvo como ciudad de destino Boston, Massachusetts, en Estados Unidos.

En tiempos de contingencia, donde la prioridad es quedarte en casa, la realidad de muchas familias zoques es preocupante. En el ejido Nuevo Francisco León, Ocosingo, ya se tienen registros de casos donde zoques han dado positivo al Covid-19 y lamentablemente se registró un suicidio. La llegada del virus a la localidad se atribuye al regreso de los migrantes zoques. Muchos de ellos regresaron de Monterrey, Cancún y Playa del Carmen. En eso lugares los zoques fueron despedidos de sus empleos y optaron por regresar a sus hogares. ¿A dónde más podrían ir? En ningún momento se desplegó un mecanismo para poner en cuarentena a los retornados.

Los zoques que trabajan en la recolección de basura en la ciudad de Boston no han dejado de laborar. Todos los días a las 6 de la mañana comienzan a transitar las calles de la gran urbe; el miedo a contraer el virus es real. A su vez, en Guadalajara, Jalisco, las cosas no pintan de mejor manera. Todos los días las familias zoques enfrentan el desafío de salir a trabajar o quedarse sin empleo, muy pocas personas se han podido quedar en casa, además, el precio de las cosas se comienza a acrecentar.

Cada día, la prensa nacional e internacional informa de la realidad que viven los indígenas de la montaña de Guerrero que migraron a Nueva York. La crisis de salud lleva a los pueblos a caer en cuenta que el proyecto civilizatorio occidental generó un sistema de salud basado en el horizonte de la ganancia. Hoy la razón moderna puede construir misiles con un costo elevado de dinero pero, al mismo tiempo, no puede construir los dispositivos de salud que sean de acceso universal. Por ahora, la realidad es que el sistema capitalista y sus instituciones –salud, educación, justicia y trabajo, por mencionar unos ejemplos– se encuentran envueltos en un trance mucho mayor, representado por la crisis civilizatoria.

Para el pueblo zoque es el tiempo de mirar hacia adentro y articular los diversos asentamientos que conforman su diáspora, no quedarnos inmovilizados, ya que es necesario construir –junto a las personas del campo y la ciudad– una salud autónoma e intercultural basada en la vida y en el intercambio de saberes desde diferentes epistemologías que atiendan la salud. La tarea no es sencilla. Para ello, es necesario asumir la factura. Como bien lo señaló el sub Galeano en agosto de 2019. La naturaleza es una pared elástica que multiplica la velocidad de las piedras que le arrojamos. La muerte no regresa en la misma proporción, sino potenciada. Hay una guerra entre el sistema y la naturaleza. Esa confrontación no admite matices ni cobardías. O se está con el sistema o con la naturaleza. O con la muerte, o con la vida https://enlacezapatista.ezln.org.mx/ 2019/08/15/sonata-para-violin-en -sol-menor-dinero/

* Zoque de Chapultenango, Chiapas. Historiador, antropólogo e integrante del Centro de Lengua y Cultura Zoque