Opinión
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Desde el otro lado

El gran suspiro

D

esde el momento en que se anunció que Joe Biden había llegado a los 270 votos electorales necesarios para ganar la presidencia, se escuchó un gran suspiro de alivio en todo Estados Unidos y seguramente en muchas otras naciones.

El país salió del estado de coma inducido por Donald Trump en los pasados cuatro años, y de la angustia de las recientes 72 horas por la guerra de declaraciones y especulaciones sobre el resultado final, del lento y desesperante conteo de votos. Al margen de que Trump y su equipo de campaña decidan hacer buena su promesa de demandar ante las cortes los resultados de la elección, no parece haber evidencia suficiente para que el resultado se revierta. A bote pronto, se hacen algunas observaciones sobre la elección.

Aunque Biden obtuvo cuatro millones más de votos que Trump, no fue el aplastante triunfo que algunos oráculos de la política auguraron.

Absurdo, pero en términos relativos y absolutos, Trump aumentó el número de votos a su favor con respecto a la elección de 2016. A sus votantes no les importaron los escándalos que su administración protagonizó a lo largo de cuatro años y su pésimo manejo de la pandemia, cuyo saldo hasta hoy es la muerte de 240 mil personas.

Hoy, el país está más dividido que nunca; el centro político parece haberse erosionado en aras de la polarización entre liberales y conservadores, para decirlo más claro entre la izquierda y la derecha.

En 2016, 30 por ciento del electorado latino votó por Trump. Según cifras provisionales, esta vez aumentó a 35 por ciento. Al parecer, los cubanoamericanos de Miami fueron determinantes en ese aumento. (En el excelente documental 530 votos se pueden encontrar algunas explicaciones del fenómeno).

Con independencia de cómo se resuelva la transición y transmisión de poderes, las miradas estarán puestas en la segunda vuelta para elegir a dos senadores de Georgia, donde los candidatos empataron. De esa elección, cuyo gasto de campaña será astronómico, dependerá si hay un empate en el Senado o alguno de los partidos obtiene mayoría. Biden pudiera gobernar más desahogadamente si los demócratas obtienen la mayoría, y sortear los obstáculos que los republicanos seguramente le impondrían. En la Casa de Representantes los demócratas conservaron su mayoría a pesar de haber perdido una decena de escaños.

Sólo queda por agregar que tuvieron razón quienes advirtieron que no le arrebataran la pala a Trump. Él sólo estaba cavando su tumba.