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Sin señas particulares honra al amor tan cabrón que halla a un hijo desaparecido

Es una película que no quieres ver, pero continúas viendo porque es hermosa, dice la protagonista, Mercedes Hernández

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Periódico La Jornada
Sábado 31 de octubre de 2020, p. 6

Morelia, Mich., La película Sin señas particulares, de la directora Fernanda Valadez, debutó en la competencia oficial de ficción mexicana del 18 Festival Internacional de Cine de Morelia y sorprendió a los asistentes al encuentro cinematográfico. La realizadora explicó: Sin señas particulares ha sido un proyecto de largo aliento. Empecé a investigar sobre la violencia en México y en especial sobre desaparición forzada alrededor de 2011. En aquel entonces, apenas abríamos los ojos ante fenómenos que expresan una profunda crisis social y humana: desapariciones y asesinatos de activistas, periodistas, migrantes, mujeres, viajeros.

La historia de Sin señas particulares narra la historia de Magdalena, quien emprende una travesía en busca de su hijo desaparecido en su camino a la frontera con Estados Unidos. El recorrido de Magdalena entre pueblos y paisajes desolados del México actual la lleva a conocer a Miguel, un joven recién deportado del país vecino que viaja de vuelta a casa. Así se acompañan, Magdalena buscando a su hijo y Miguel esperando ver a su madre de nuevo, en un territorio donde deambulan víctimas y victimarios.

Acerca de la génesis de su película, Fernanda Valadez agregó: “Tratando de comprender esa vorágine, filmé un cortometraje titulado 400 maletas. Fue mi primer acercamiento a la historia que aborda Sin señas particulares. Tras la experiencia de ese cortometraje, busqué una forma narrativa más coral y menos naturalista, que me permitiera explorar el interior de los personajes y al mismo tiempo abordar los fenómenos sociales que inspiraron el proyecto. Sin señas particulares se convirtió en una historia de camino, un road movie con tintes de thriller que transita por algunos de los insólitos y complejos parajes del México actual”.

Por su parte, la productora Astrid Rondero mencionó: El abordaje social de la película hizo que el proceso de financiamiento fuera largo y complicado. Filmamos con un flujo de efectivo limitado, complementado por aportaciones en especie. Pero irónicamente, las limitaciones de presupuesto no se convirtieron en limitantes creativas, pues nos obligaron a atajar el proyecto desde una perspectiva afín a la historia y a los personajes. Fue así que conocimos muy de cerca la belleza y los retos del campo mexicano, también el desventurado camino de la migración, en lo cual nos ayudó el haber hecho una mezcla de actores profesionales de la Ciudad de México con jóvenes de las comunidades rurales donde filmamos, todos estos últimos muy versados en los motivos para migrar.

Para la actriz Mercedes Hernández, quien encarna a Magdalena, el corazón de la película Sin señas particulares está en la resistencia, en mostrar la fuerza que hace que algunas personas tomen la senda que tiene que seguir. Mi personaje, Magdalena, hay un momento en que se siente desolada en un río y hace pensar que va a sucumbir en la búsqueda de su hijo, pero la naturaleza la abraza y sigue su camino; hay personas resistentes a todo.

Mercedes considera que no hay nada más cabrón como el amor de una madre, porque si a las madres les dieran los recursos de las policías, las fiscalías o los Ministerios Públicos, claro que encontraban a sus hijos desaparecidos. Las madres les dicen a sus hijos que no tienen hambre, aunque en realidad sí, pero no quieren mostrárselo a sus hijos.

Acerca de si el nombre del personaje Magdalena fue elegido por el significado histórico, Mercedes responde: “El tono de Magdalena es muy sobrio. No es una madre que se para en medio de la calle a gritar ‘Dios mío, por qué me haces esto’. No, ella toma su bolsa y el poco dinero que tiene y sale en búsqueda de su hijo; lo busca y lo busca hasta encontrarlo. No es raro que el personaje se llame Magdalena ni que su hijo se llame Jesús. En Sin señas particulares hay símbolos y el tono del contenido sobrio que tiene es para que el espectador aguante el tema del que trata la película; porque esta historia, tan dolorosa, si no hubiera sido narrada de esta manera tan hermosa, no hubiera funcionado. Ahí está el arte de esta película, combina lo extraño con lo hermoso y, como resultado, es extrañamente hermosa, es algo que no queremos ver y que continuamos viendo porque es hermosa”.

Mercedes está consciente de la responsabilidad que tiene al encarnar/representar a una de las miles de madres en busca de su hijo: Pienso que sí tengo una responsabilidad muy grande y espero honrar toda la admiración que siento por esas madres que se vuelven activistas, por las mujeres incansables que buscan a sus hijos desaparecidos. Sí soy consciente de esta responsabilidad. Hay que encontrar los recursos para que la búsqueda de estas madres sea más efectiva y hay que ponerse al frente con las madres de los desaparecidos.