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¿La fiesta en paz?

Toros y políticos: similitudes y reciprocidades // Zacatecas, nueva toma

M

ás que indignar conmueve. Sus esfuerzos y metas, por lo general inalcanzables, resultan inversamente proporcionales a sus logros, a considerable distancia de lo que se propusieron y plantearon públicamente, pues seguro se conforman con la recompensa de sus ardores antes que con los buenos resultados.

Por un lado, los promotores de la fiesta de los toros que, de cuatro décadas para acá, lejos de impulsar y promover la tradición taurina de México, la convirtieron en despreocupada terapia ocupacional de magnates, coto neofeudal de millonarios colonizados y gestión antojadiza de espaldas al público, del que han podido prescindir en su opaco negocio. Y así como ignoraron a aficionados y espectadores, decidieron arreglarse con unas autoridades −escoja partido− tan omisas como manejables.

Por otro lado, están los individuos con vocación de servicio, variopintos ideales, ambiciones diversas y suficiente paciencia para dedicarse a la política, aunque sin tener muy clara la diferencia entre elecciones presentes y generaciones futuras y que, al igual que los promotores taurinos, suelen prescindir del público, es decir, de la ciudadanía en general, para concentrarse en identificar enemigos y amigos con los cuales formar alianzas que se conviertan en nuevos e incondicionales partidos.

La soberbia de unos y otros −yo ignoro a la autoridad; yo me desentiendo de la fiesta−, lejos de sumar esfuerzos a partir de la comprensión del valor cultural, económico y político de la rica tradición taurina de México y de entender la política como el arte de gobernar anteponiendo los intereses de la comunidad a los de un sector, lo que ha logrado es el retroceso de la sociedad mexicana frente a propios y extraños. Ejemplo: La empresa TauroPlaza México recién ganó un amparo ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación que le permite montar corridas de toros con mayoría extranjera. Y sí, mejor seguir importando figuras que producirlas en México, brincan los globalizonzos.

La tenacidad no tiene tema aborrecido. Luego de las anteriores tomas de Zacatecas una nueva revuelta ha tenido lugar en la bella capital minera, pero ahora a cargo de una empresa taurina y unas autoridades municipales, más alguna mano negra persuadiendo y estorbando. En carta dirigida al alcalde Ulises Mejía Haro, el director de la empresa De Cantera y Plata Espectáculos, ingeniero Cesar Díaz, quien anunció la celebración de dos corridas de toros para el 15 y 16 de noviembre en Plaza de Toros Monumental de Zacatecas que a la postre han sido suspendidas, según la autoridad a causa del coronavirus, señala en uno de sus puntos:

Entiendo que existe una gran presión por parte del grupo empresarial que ha organizado en los pasados años las corridas de feria en la Monumental de Zacatecas en que no se den estas corridas de toros. Desconozco sus motivos y el por qué el interés en perjudicar a una empresa que los buscó para hacer equipo. Pero puedo asegurarle que De Cantera y Plata Espectáculos es independiente y cien por ciento zacatecana, ajeno a lo que se rumora de un tercero involucrado. A nosotros nos interesa el público, el aficionado, el profesional que vive de esto, y el visto bueno y apoyo de su gobierno.

Ese grupo empresarial al que se refiere César Díaz no es otro que el de la empresa Zacatecas Tierra de Toros, comandado por Juan Enríquez y Manuel Sescosse, titular además de Tauromaquia Mexhincada, antes Mexicana, defensora no de la fiesta brava de México, sino de la pobre oferta de fiesta a cargo del poderoso monopolio taurino, con hartas minas de plata... en Zacatecas.