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Al hacer obras de arte dejan de verte como delincuente, destacan presos
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▲ Pieza realizada por los artesanos del taller de repujado de la penitenciaría de Santa Martha Acatitla.Foto
 
Periódico La Jornada
Miércoles 14 de octubre de 2020, p. 5

En 2017 la Fundación Zocul lanzó una iniciativa para crear un lazo cultural con sentido social en beneficio de los internos de la penitenciaría de Santa Martha Acatitla en la Ciudad de México. Fue así que muchos de ellos se transformaron en artesanos que hoy exponen obras de arte al tiempo que difunden el conocimiento de las raíces prehispánicas del país.

Los participantes en el taller de repujado trabajan en lámina de aluminio imágenes que seleccionaron luego de sus clases de historia del México antiguo.

En mayo tenían planeado presentar una muestra en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, y aunque se canceló por la pandemia, el trabajo no se ha detenido y se abrió una galería en línea donde también se pueden adquirir las piezas (https://tienda.fundacionzocul.org).

Generar proyectos culturales de calidad, con una propuesta incluyente y de compromiso social que acompañe y beneficie a las comunidades en situación de vulnerabilidad, a través de recaudación en favor de todos los involucrados, es la finalidad de la Fundación Zocul, sostuvo su presidenta, Ana Isabel Celorio, en entrevista.

En las obras no se incluyen los nombres de los reclusos, sino sus seudónimos, por cuestiones de seguridad. “Al líder del proyecto le dicen Chícharo, y nos comentó que su participación en el taller ha sido muy importante porque su familia ya no lo ve como un delincuente”, explicó la promotora.

El taller se llama Ik (en maya, viento) bajo la supervisión de Diana NDücker y paga a los participamtes por sus obras, añadió Celorio. “Hay algunos trabajos individuales, pero la mayoría se hacen en equipo, porque uno de los objetivos de la fundación es fomentar comunidad.

“Todos colaboran bajo ese concepto; juntos hacen el trazo, la creación de la imagen, transforman una lámina de aluminio en una imagen de repujado, fabrican el marco, cortan la madera, hacen el montaje del relieve y la aplicación de tintas.

El ingreso al taller es voluntario. Hace tres años, en la primera clase que fue de historia, tuvimos una asistencia de cinco personas. Cuando vieron de qué se trataba, se sumaron más. Estar ahí cumpliendo una condena no es nada sencillo, entonces hay que ser flexibles; algunos desertaban, pero luego volvían y se les acepta con gusto, detalló la presidenta de la Fundación Zocul.

A la fecha, se han realizado 50 obras de arte a partir de las versiones de 15 símbolos prehispánicos tomados del calendario azteca y glifos mayas. Cada pieza llega al propietario con un certificado de autenticidad, que incluye una breve explicación de su significado.

“Poseer una de estas obras es cooperar con una labor social. Otro de los internos nos comentó que cuando trabaja en el repujado se le olvida que está encarcelado. ‘Me siento un artista’, nos dijo. Los talleres son cada sábado, pero los participantes han pedido que se realice más días o que dure más tiempo. Por supuesto, la Fundación Zocul donó el material”, concluyó Celorio.

La inauguración de la exposición virtual se puede ver en el canal de YouTube de la Fundación Zocul (https://www.youtube.com/watch?v=ukDAfSEu_w0)