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También urge sembrar ciencia
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uienes han ocupado la Presidencia de la República los últimos ocho sexenios no cumplieron su promesa de dedicar al menos uno por ciento del producto interno bruto a la ciencia, la tecnología y la investigación. Una ley aprobada en 2002 lo ordena, pero no se cumple. Es menos de 0.5 por ciento. La experiencia mundial muestra que invertir en tales rubros reduce la dependencia de un país, aumenta los salarios, disminuye la pobreza y logra un crecimiento económico menos desigual. Para ello es indispensable inversión pública y privada en educación a los más diversos niveles.

Una actividad básica es descubrir y apoyar los proyectos de los jóvenes talentos. Un ejemplo lo ofrece el Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, donde hace más de 10 años investigadores, encabezados por los doctores Alejandro Franck y Jorge Hirsch, fundaron el programa Adopte un Talento (Pauta). Su objetivo: sembrar en los niños el gusto por hacer ciencia. Hoy tiene presencia en varios estados. Desde hace siete años, la fundación Canales de Ayuda se sumó a esta iniciativa con el programa Apoye un Talento, en el cual ha invertido 7.4 millones de pesos en beneficio de más de mil niños que han podido así participar en clubes y talleres de ciencia en Michoacán, Morelos y la Ciudad de México.

Por esos medios se fomenta el aprendizaje por indagación, el colaborativo y el desarrollo de habilidades del pensamiento crítico, de comunicación y sociales. Una formación integral que propicia la creatividad y la innovación, y les permite ser capaces de buscar soluciones a los problemas que les preocupan utilizando la investigación, la ciencia y la tecnología.

Basados en el método indagatorio de la ciencia, 29 talleristas capacitados por el equipo pedagógico de Pauta guían a los maestros y los asesoran durante cada ciclo escolar; 75 docentes han recibido esta capacitación que les permite seguir enseñando con dicho método a los alumnos que tengan en el futuro, aunque éstos no formen parte de Pauta. Además, los clubes de ciencia patrocinados durante tres años son ya autosuficientes.

Sumada a la capacitación, a cada taller se le entregan telescopios, microscopios, computadoras y los materiales de apoyo que se usan en la experimentación. Cada niño selecciona un tema de su interés, elabora su pregunta de investigación y, utilizando el método científico, arriba a sus conclusiones. Otro factor enriquecedor es la presencia de mentores invitados por Pauta. Son investigadores en distintas áreas del conocimiento que voluntariamente guían a los científicos en ciernes.

Como parte central para evaluar resultados y medir los impactos de los proyectos, se evalúa a los niños al inicio y al final de cada ciclo escolar. Se les aplica un test que mide el desarrollo de habilidades descriptivas, analíticas, sociales y de juicio crítico.

Cada proyecto de investigación y sus resultados se presentan en las ferias estatales. Los más destacados participan en la Nacional de Ciencias Pauta, que se realiza en El Colegio Nacional. Prestigiosos científicos fungen como jurado y los proyectos sobresalientes van a ferias internacionales patrocinadas por el Conacyt. Cada año se entregan los premios Canales de Ayuda a los de mayor impacto social. Integrantes de la fundación evalúan habilidades, originalidad, motivación y capacidad de exposición. Este año fueron 26 los proyectos. Se entregaron 15 premios, un reconocimiento y 37 diplomas de participación. Varios se relacionan con la contaminación y el ambiente.

Antes de la pandemia, en el Centro de Ciencias de la Complejidad, el C3 (que realiza en la UNAM investigación multidisciplinaria y lo dirige el doctor Franck), se reunieron los dirigentes de Pauta y Canales de Ayuda para definir los planes futuros. Entre ellos, abrir espacios para que más niños gocen de los Clubes de Ciencia. Ahora buscan apoyo de los gobiernos de San Luis Potosí y estado de México, de la población de San Miguel de Allende y de escuelas particulares de la Ciudad de México. Otro campo novedoso incluiría a jóvenes que viven en reclusión, a fin de aportarles herramientas que mejoren sus opciones de vida.

Sembrando Vida es un programa del gobierno federal que busca eliminar la exclusión social y la pobreza en que vive 61 por ciento de la población rural. Es urgente establecer otro: sembrando ciencia, dirigido a quienes son el futuro del país, y apoyar o aprovechar los logros alcanzados en ese campo por Pauta y Canales de Ayuda.