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El Grito y los (otros) gritos // Sorteo: Calderón y Peña // Firmas, presión y apoyo // Jurídico, a más de político y social

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▲ LA CEREMONIA DEL GRITO . El presidente Andrés Manuel López Obrador –acompañado de su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller– dio la noche del martes el tradicional Grito de Independencia desde el balcón central de Palacio Nacional.Foto Presidencia
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as restricciones a que obliga el Covid-19 llevaron a la Presidencia de la República a realizar sin público la ceremonia del Grito de Independencia y con una asistencia militar controlada el tradicional desfile del día siguiente.

Entre segmentos de opinión que usualmente reprochan al gobierno federal el presunto incumplimiento general o parcial de las políticas preventivas de salud en temporada pandémica, los cuidados presidenciales del 15 y el 16 merecieron críticas y no reconocimiento, al grado de que ciertas visiones mediáticas prefirieron sugerir una especie de abandono popular a López Obrador (por ejemplo, Reforma tituló una plana, con una amplia fotografía de la Plaza de la Constitución desierta, ¿Dónde está la gente? https://bit.ly/2ZFo0OH).

Es infundada la suposición de que el presidente López Obrador se está quedando solo (el columnista Carlos Loret de Mola así tituló su texto de este miércoles: El Presidente se queda sin pueblo, referido a la recolección de firmas para enjuiciar a ex presidentes y a la venta de boletos para el sorteo relacionado con el valor del avión presidencial). La noche del 15 hubo una sesión en la que de manera anticipada se anunció que sería casi en solitario, con el Presidente y su esposa cumpliendo con el ritual que no debería cancelarse. El desfile del día siguiente se realizó con cuidados militares y necesariamente sin multitudes asistentes.

En el caso del sorteo de la Lotería Nacional referido al antes citado avión, hay voces y medios que están dando relevancia a la manera como se ha ido tratando de resolver o desenmarañar la difícil herencia de la mencionada nave fastuosa comprada por Felipe Calderón Hinojosa y gustosamente utilizada por Enrique Peña Nieto, familia y amigos (por cierto, el periodista Ernesto Núñez Albarrán ha señalado que el propio Peña pidió una recomendación técnica a una firma extranjera respecto de la viabilidad de deshacer el trato, con la respuesta de lo mucho que se perdería en ese caso https://bit.ly/3knsUrs).

La imposibilidad, hasta ahora, de venta del citado avión, los insalvables gastos de mantenimiento y otros hechos supervenientes como la concepción y ejecución enmarañadas de un sorteo como el efectuado este 15, tienen como necesario contexto lo hecho por Calderón y disfrutado por Peña.

Por otra parte, a reserva de conocer los datos finales en cuanto a venta de boletos, y sin ignorar la kafkiana compra gubernamental de cachitos para distribuir en el ámbito hospitalario y educativo, pareció positiva la respuesta de muchos mexicanos, algunos de ellos a la clásica última hora y a pesar de la difícil situación económica generalizada.

En cuanto a la recolección de firmas en busca de confirmar mediante una consulta popular que se pueden iniciar procesos penales contra cinco personas que han vivido en Los Pinos, resulta también llamativa la pretensión de desacreditar la valía de ese ejercicio cívico que, según sus organizadores, habría conseguido 2.7 millones de firmas.

A fin de cuentas, la Suprema Corte de Justicia de la Nación tendrá que definir si es procedente la solicitud de consulta popular cuando menos a partir de la acción emprendida por una sola persona, el Presidente de la República. Sería importante que el volumen de firmas provenientes de una movilización ciudadana también fuera validado y la Corte debiera pronunciarse sobre ella, pero no debe perderse de vista que la recolección de apoyo popular a esa exigencia tiene una significación política y social que confluye en lo jurídico, pero no se queda sólo en este ámbito.

López obrador ha hecho un diagnóstico inculpatorio como nunca se había realizado respecto a ex presidentes, y la exigencia social de castigo a estos personajes es incluso mayor que los 2.7 millones de firmas. Todo esto implica el riesgo de reacciones de esos poderes mafiosos y requiere, como contramedida, la activación social que empuje lo jurídico y mantenga puntos de presión política. ¡Hasta mañana!

Twitter: @julioastillero

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