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Restauración devela huellas en la Piedad florentina

El Museo de Florencia exhibe al público el mantenimiento de la obra de Miguel Ángel

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▲ Los expertos restauradores del Museo de Florencia, Italia, reanudaron los trabajos en la escultura también conocida como Piedad Bandini, de Miguel Ángel. En esta obra, a diferencia de otras dos conocidas del artista, Jesucristo no sólo es cargado por María, sino también por María Magdalena y Nicodemo, personaje con los rasgos del propio escultor.Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Jueves 17 de septiembre de 2020, p. 5

Roma. Una restauración de una de las esculturas de Miguel Ángel de la Virgen María y Jesucristo ha develado detalles hasta ahora desconocidos, incluyendo marcas de las herramientas del artista, ocultos bajo siglos de polvo y cera.

Personal del Museo dell’Opera del Duomo en Florencia, Italia, comunicó el miércoles que la limpieza de la Piedad florentina (también llamada Piedad Bandini), que comenzó el año pasado pero se suspendió debido a la pandemia del coronavirus, fue reanudada y que el público ahora puede acudir en grupos pequeños a ver a los restauradores trabajando.

La limpieza, la primera conocida de la escultura, es minuciosa: los restauradores usan hisopos sumergidos en agua caliente desionizado para retirar la capa de suciedad acumulada en las grietas de la enorme pieza de mármol de Carrara.

La tercera

Miguel Ángel esculpió la Piedad florentina entre 1547 y 1555, cuando tenía casi 80 años. Es la tercera Piedad conocida del maestro renacentista. Una más temprana se encuentra en El Vaticano, cerca de la entrada de la Basílica de San Pedro, y una posterior, la Piedad Rondanini, está en un museo en Milán.

El centro de arte en Florencia consideró que, a diferencia de las otras dos, en las que el cuerpo de Jesucristo es sostenido sólo por su madre, en la Piedad Bandini es también cargado por María Magdalena y el personaje bíblico de Nicodemo, cuyo rostro es un autorretrato del propio Miguel Ángel.

El escultor pensaba colocar la escultura en una capilla en Roma, cerca de donde imaginó tener su tumba, pero el museo declaró que eventualmente abandonó la obra y hasta trató de destruirla antes de dársela a un sirviente.