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¿Mejora el segundo semestre? // Paquete económico en puerta

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ara el presidente Andrés Manuel López Obrador la caída económica ya tocó fondo y 2021 sería un año de avance que perfilaría al país en la ruta del crecimiento. Algunos califican de optimista tal pronunciamiento, pero otros –tradicionalmente pesimistas– han reconsiderado, así sea ligeramente, sus estimaciones sobre el particular.

Tal es el caso de los especialistas (36 grupos del sector privado) que permanentemente consulta el Banco de México, quienes en su balance de agosto pasado, y respecto a sus cálculos de julio, redujeron la cifra negativa (de 10.2 a 9.97 por ciento) sobre el resultado económico en 2020, y aumentaron su pronóstico para un positivo 2021 (de 2.88 a 3.01 por ciento). De cualquier suerte, la probable mejoría no sería suficiente para tapar el hoyo de 2020. El propio López Obrador adelanta que, en el paquete económico 2021, –que el próximo martes presentará a la consideración del Legislativo– se incluyen partidas presupuestales (sin endeudar al país) para obras de infraestructura (refinerías, producción petrolera, generación de energía eléctrica, Tren Maya, nuevo aeropuerto, conservación de las carreteras y más), en las que participará la iniciativa privada para estimular el crecimiento económico y, desde luego, la generación de empleo. Cierto es que el desafío es enorme, pero ello no quiere decir que sea imposible.

En vía de mientras, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), de cuyo análisis se toman los siguientes pasajes, considera que la información preliminar de julio y agosto no sustenta que la situación económica del segundo semestre del presente año sea más complicada que la observada en el primero. Si bien la actividad económica sigue en terreno negativo, no llega al grado de lo ocurrido durante el segundo trimestre pasado, cuando el producto interno bruto retrocedió un histórico 18.7 por ciento.

De acuerdo con los cálculos del IDIC, en el presente año la disminución de ese indicador será de 8.5 por ciento. Con todo, no debe subestimarse que México enfrenta la mayor afectación económica desde 1932. Dada la coyuntura económica que se vive, será relevante plantear estrategias que permitan alcanzar los objetivos centrales planteados en el Plan Nacional de Desarrollo: crecimiento económico y desarrollo social, en el entendido de que, a los largo de 50 años, el Estado no ha encontrado la fórmula del crecimiento y desarrollo. Representa su deuda con la sociedad mexicana.

Se debe considerar que la sacudida de este 2020, ha modificado la estructura mundial: el Covid-19 ha puesto a prueba a gobiernos y sociedades, sus estrategias, capacidades y unidad. Solamente algunos están pasando la prueba, el resto transitará por un largo periodo de recuperación. En el caso de nuestro país, se requiere de un programa de desarrollo industrial que permita acelerar el avance de este sector y de sus capacidades, en una época en donde el progreso tecnológico y la innovación son el diferencial que permitirá alcanzar metas de desarrollo social superiores.

Al concluir el primer tercio del gobierno del presidente López Obrador, se presenta la posibilidad de poner en práctica un programa contracíclico que evite una mayor afectación al sistema social y productivo de México y, a partir de ahí, alcanzar una recuperación más rápida. Se pueden construir puentes de diálogo y concertación que se concreten con la presentación del paquete presupuestal y la puesta en marcha de un programa de infraestructura que privilegie el contenido nacional como núcleo que acelere el crecimiento. Los efectos de la recesión ya son tangibles, al igual que las primeras afectaciones. No obstante, todavía es tiempo de acotarlas, todo dependerá de la estrategia que se implemente y la eficacia con la que se realice. La unidad nacional es el camino para avanzar en el establecimiento de los mecanismos para enfrentar y superar los retos.

Las rebanadas del pastel

La buena noticia es que Gerardo Fernández Noroña no terminó en la presidencia de San Lázaro; la pésima, que Dulce María Sauri sí.