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México SA

Fisco vs. barones chantajistas // SAT recupera 32 mil mdp

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oco a poco la autoridad fiscal doblega a los corporativos privados que alegremente, con la complacencia de los gobiernos neoliberales, de la evasión tributaria hicieron uno de sus principales filones de ganancias, lo que les permitió incrementar sostenidamente sus patrimonios hasta niveles de ensueño. ¿Qué sería de las abultadas fortunas marca Forbes sin la evasión fiscal y las generosas privatizaciones a su favor?

Los presidentes modernos (los que ahora buena parte de los mexicanos quieren llevar a juicio) acomodaron las cosas –no de gratis, desde luego– para que esos corporativos de todas ganaran todas, tanto al momento de privatizar los bienes del Estado como a la de cumplir sus obligaciones fiscales (recuérdese, por ejemplo, a Vicente Fox y Banamex, con Roberto Hernández y pandilla que lo acompañaba, cuando, con una sonrisa, evadieron algo así como 4 mil millones de dólares en impuestos).

A los grandes corporativos, los seis gobiernos neoliberales les descontaban por aquí, les devolvían por allá y les permitían evadir por todas partes, mientras a los causantes cautivos les exprimían hasta la última gota. Pero se acabó, por mucha que sea la rabia y las ganas de venganza de los hombres de negocios que han sido agarrados con los dedos en la puerta.

Falta mucho terreno por recorrer, pero el Servicio de Administración Tributaria (SAT), con Raquel Buenrostro a la cabeza, ha hecho un excelente trabajo y va por más, siempre con la instrucción del presidente López Obrador de recuperar lo que es de la nación.

A principios de abril pasado, Andrés Manuel denunció que tan sólo 15 grandes empresas del país tienen adeudos fiscales de 50 mil millones de pesos, incluyendo multas y recargos, y dio instrucciones al SAT para que las conminara a pagar lo que debían al fisco. En caso contrario, el gobierno de la República procedería legalmente en su contra.

Tras ese anuncio presidencial, los consorcios deudores y sus abogánsteres lanzaron sonoras trompetillas contra el mandatario. Por ello, poco después el propio López Obrador narró (se respeta sintaxis) que “hace dos días se atrevió un abogado de una de las grandes empresas –de las más grandes– y les dijo a los funcionarios del SAT, debíamos o deben no sé cuánto, creo que 8 o 10 mil millones. Estaban queriendo dar 500 millones. Digo: no, si son 10 mil. (Y respondieron) ‘O agarras esto o vamos a litigar hasta el año 3000’, porque se conocían todas o conocen todas las triquiñuelas, las tácticas dilatorias.

“Se les hace raro, extraño, el pagar impuestos. Nos ven como marcianos. Dicen: ‘¿qué les pasa?, si nosotros no éramos sujetos de requerimientos fiscales’. O le buscaban, tenían sus grandes despachos fiscales, tienen y se la dan de muy profesionales, fiscalistas, como pasaba con los penalistas, que hasta se anunciaban: ‘no tengo a ningún cliente en la cárcel’. Y lo mismo los fiscalistas, ninguna obligación de pago de impuestos. ‘Conmigo tienes asegurado que vas a poder evadir el pago de impuestos’. ¿Creen que esos fiscalistas, esos penalistas son así, eminencias, muy buenos abogados? No. Lo que pasa es que todos tenían agarraderas, todo era tráfico de influencia, hasta políticos famosos. Lograban devoluciones de impuestos, condonaciones de impuestos porque tenían dominio sobre jueces, magistrados, ministros, sobre todo en el gobierno federal, que antes le daba la orden a lo que ahora es la fiscalía, que era la procuraduría, a quién enjuiciar y a quién exonerar.”

Pues bien, de aquellos 50 mil millones de pesos denunciados por el presidente López Obrador, el SAT ya recuperó 32 mil millones, y sumando. Por las cajas de recaudación fiscal han pasado consorcios otrora intocables como Grupo Modelo, IBM, Walmart, FEMSA, Grupo Bal (Alberto Baillères) y América Móvil (Carlos Slim), y aquella amenaza de litigar hasta el año 3000 se la metieron en lo más hondo de su corazón.

Las rebanadas del pastel

Repugnante espectáculo en el Legislativo. Todos, como perros, tras el hueso. Qué bueno que se comprometieron a cambiar las prácticas, por el bien de la República.