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México SA

De pesos y contrapesos// PAN: victoria cultural// PRI: espina vertebral

E

l mero día de la Guadalupana (12 de diciembre de 2013), los diputados panistas, priístas, verdes y aliancistas celebraron con euforia la aprobación (353 a favor, 134 en contra), sin discusión alguna, de la reforma energética, y todos quisieron colgarse la medallita del triunfo. De hecho, al borde del orgasmo, los blanquiazules exigían que se les reconociera lo que denominaron victoria cultural por el descarado atraco a la nación, mientras los tricolores presumían que la columna vertebral de los cambios constitucionales es del presidente Peña Nieto.

Algo similar ocurrió en el recinto senatorial (95 a favor, 28 en contra) y en los congresos estatales, los que, a la velocidad de la luz, dieron su aprobación (5 días después) para que la reforma energética alcanzara rango constitucional. Y todos fueron felices, tras una de las maniobras más sucias de la de por sí hedionda historia legislativa de este país.

Aunque en su momento fue revelado el convincente motivo por el que la mayoría legislativa aprobó rapidito y sin chistar las reformas peñanietistas (en ese entonces, la diputada Zuleyma Huidobro denunció en la tribuna de la Cámara que en cada votación de una reforma estructural hay un reparto de bonos para los diputados que votan en favor, y señaló a los legisladores de PRI, PAN, PVEM y Nueva Alianza de beneficiarse con esos recursos), sólo hasta ahora se documenta de qué tamaño fue la motivación.

Comienzan a circular los videos que confirman (por si a estas alturas alguien tuviera dudas) lo denunciado años atrás por la ex diputada Huidrobo, aunque ahora, como enloquecidas hormigas, los involucrados en los sobornos hacen circo, maroma y teatro para intentar deslindarse del citado enjuague, con todo y que tienen fama de cobrar moches y negocios afines, hasta por saludar.

El primero de esos videos, que circula en YouTube y del que nadie reconoce ni asume la paternidad, pero contiene imágenes concluyentes, no sólo documenta el método para obtener el voto de la mayoría de los legisladores (diputados, senadores y congresos estatales), sino que ha provocado un ataque de histeria entre los involucrados, que son muchos, a grado tal que ahora los panistas olvidaron la victoria cultural que cacareaban aquel 12 de diciembre y los tricolores ni por aproximación hablan de la espina vertebral de las reformas. De eso hoy no quieren saber absolutamente nada; se les acabó la memoria.

No son los únicos, pero el primero en aventar la papa caliente y lavarse las manos –sin resultados, desde luego– fue el ex senador y actual gobernador panista de Querétaro, Francisco Domínguez Servién, quien de inmediato cesó a su secretario privado, Guillermo Gutiérrez Badillo, uno de los protagonistas del citado video. Así se cuidan las espaldas entre ellos. Otro, Rafael Caraveo Opengo, ya no sabe qué hacer, porque su protector, el calderonista Ernesto Cordero, no asoma ni las cejas, mientras el patético cuan cínico presidente blanquiazul, Marko Cortés, asegura que “nos atacan, pues está clarísimo que somos la alternativa… electoral”.

Bien lo dice el presidente López Obrador: el video muestra la inmundicia del régimen de corrupción que imperaba; ese dinero se usaba para comprar voluntades, conciencias, votos. Según la declaración de Lozoya, parte de este dinero se utilizó para la aprobación de la llamada reforma energética, que tanto se promovió, se defendió en medios de comunicación, escritores, columnistas, intelectuales orgánicos. Todavía hace unos días unos intelectuales muy vinculados al régimen conservador y corrupto decían que había necesidad de construir un frente en contra de nosotros para que se regresara a los equilibrios que había en el Congreso; usaron la palabra contrapeso; pues eso era el contrapeso. No era contrapeso, eran los pesos.

Las rebanadas del pastel

Ahora sí, ¿luz al final del túnel?: la epidemia en México está en una tendencia clara de descenso; en la mayoría del territorio nacional está disminuyendo la cantidad de casos diarios y muertes (Hugo López-Gattel).