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Con los circos cerrados, payasos llevan alegría a barrios de Lima
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La gente necesita desestresarse, consideran los jóvenes –que tienen una sonrisa pintada en sus cubrebocas– y que recorren con su espectáculo las zonas populares de la capital.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Miércoles 5 de agosto de 2020, p. 7

Lima. La pandemia dejó este año a los peruanos sin la temporada de circos, lo que motivó a Joshua Vargas y tres amigos desempleados a reconvertirse en payasos y recorrer diariamente barrios de Lima para hacer reír a los vecinos a cambio de unas monedas.

En estos tiempos los circos no se abren por la pandemia, dice Vargas, quien adopta el nombre de Takito cuando viaja con sus compañeros en una colorida mototaxi para ofrecer espectáculos callejeros que permiten a los vecinos olvidar sus pesares –al menos por media hora– y a los cuatro amigos volver con algo de dinero a sus hogares.

El proyecto es llevar el espectáculo a cada una de las localidades, a cada barrio, agrega el novel payaso de 23 años.

Con narices rojas, coloridas pelucas y también mascarillas con una sonrisa dibujada, los cuatro payasos ofrecen su show en las polvorientas calles de barriadas del humilde sector norte de Lima. Y el público les sigue desde las ventanas o las puertas de sus casas.

La presentación incluye malabarismos, acrobacias y magia. Al término, los payasos piden una colaboración en dinero a los espectadores para mantener a sus familias.

Los meses de julio y agosto componen la temporada de circo en Perú por coincidir con las fiestas patrias y con las vacaciones escolares de invierno, pero la tradición fue interrumpida por el coronavirus, que ha dejado una estela de dolor y problemas económicos en el país.

Efectos de la crisis

Con 33 millones de habitantes, Perú superó los 433 mil contagios y se acerca a los 20 mil fallecidos por Covid-19. Es el tercer país de América Latina con más casos y decesos, detrás de Brasil y México.

Después de más de 100 días de rígida cuarentena nacional, Perú hace un mes comenzó un desconfinamiento gradual en 17 de las 25 regiones, incluida Lima.

Algunos negocios reabrieron, como los restaurantes, y se reanudó parcialmente el transporte interno aéreo y terrestre. Pero han seguido prohibidos los espectáculos masivos, como el futbol, el cine, el teatro y los circos.

Los populares circos rusos, mexicanos o chinos, cuyas carpas ocupaban plazas o estacionamientos de centros comerciales de Lima, no están.

Pero estos cuatro amigos no tiraron la toalla al quedar desempleados por la pandemia y se las ingenian para recibir algo de dinero y distribuir lo que consideran una medicina esencial: la risa.

La gente necesita desestresarse, expresa el payaso Choka, cuyo nombre verdadero es Manuel Jalanocca, de 26 años.

Otros oficios

Los cuatro se reconvirtieron en payasos cuando tres de ellos se vieron impedidos de seguir trabajando como vendedores y el otro como fumigador de casas.

La cuarentena afectó duramente la salud de la otrora dinámica economía peruana, que sufrió una caída de 17 por ciento en los primeros cinco meses de este año y perdió 2.6 millones de empleos.

La economía ha bajado, (hay) empresas en quiebra, familias en quiebra, sin trabajo, dice Choka.

Esta pandemia nos ha caído de golpe y yo creo que reír en estos tiempos sería bueno, dice por su lado Piruetita, cuyo nombre verdadero es Abraham Ochoa, de 23 años.

Aunque hay días buenos y malos, estos payasos a veces logran recaudar unos 30 soles cada uno (nueve dólares).

Pese a que el panorama de los espectáculos es malo tras meses de cierre, hay quienes vaticinan un próximo renacer.

El circo se ha sobrepuesto a plagas, a guerras mundiales, a dictaduras, a cataclismos, a terremotos, dijo Fernando Zevallos, fundador del circo peruano La Tarumba, a la revista Somos.

La Tarumba va a volver y ya celebraremos, agregó Zevallos, a cuya carpa asistían miles de niños en Chorrillos, un distrito del sur de Lima bañado por el océano Pacífico.