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Las autoridades no los atienden

Invisibilizados, los niños con alguno de sus padres en prisión

Calculan que 30% repiten las conductas de sus progenitores debido a la desestructura de su vida

 
Periódico La Jornada
Miércoles 22 de julio de 2020, p. 11

En México los niños, niñas y adolescentes que tienen a su padre o madre en prisión están invisibilizados, pues no se tiene un registro de cuántos son, dónde están ni quiénes los cuidan, señalaron especialistas. El subsecretario de Control Penitenciario del estado de México, Manuel Palma Rangel, estimó que podrían ser medio millón los menores en esta condición, si se toma como referencia la última Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad, la cual arrojó que hay alrededor de 200 mil personas encarceladas, de las cuales 83 por ciento dijo tener por lo menos un hijo.

En el conversatorio digital Niños y niñas con madres y padres privados de la libertad, convocado por la organización Reinserta, Palma Rangel mencionó que en el estado de México desde hace un par de años se ha recabado información sobre los hijos de las personas en prisión, por lo que a la fecha tienen registrados a 22 mil 500 menores.

Añadió que para un infante, el encarcelamiento de un familiar desestructura su vida y de acuerdo con estudios, aproximadamente 30 por ciento caen en las mismas conductas de sus papás.

Al respecto, Mercedes Becker, directora de salud mental de la organización civil La Cana, señaló que 50 por ciento de los adolescentes en conflicto con la ley tiene una persona referente en prisión. Si no atendemos a estos niños, no les brindamos las herramientas necesarias, no trabajamos con ellos directamente, no implementamos programas para que puedan tomar decisiones diferentes en su vida y puedan salir adelante, será muy complicado que las cosas cambien, agregó.

Por otra parte, en el conversatorio Niñas, niños y adolescentes reclutados por la delincuencia organizada, la investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología, Elena Azaola, lamentó que no se tengan políticas públicas efectivas para hacer frente a este fenómeno que es estructural.

Añadió que los factores que inciden para que los menores se integren al crimen organizado son muchos, como la desigualdad, la pobreza, la educación, pero también la violencia de género. Cuando niños y niñas de entre cinco o seis años vivieron las agresiones hacia su madre, que sistemáticamente patean, insultan, humillan, no hay una mejor preparación para un niño sicario que esa. Eso es algo que lo deshumaniza, dijo.

Juan Martín Pérez, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), dijo que los detonantes de reclutamiento siguen alimentando particularmente a los segmentos de población adolescente y juvenil más excluidos.