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Nosotros ya no somos los mismos

Si el uno por ciento de los más ricos contribuyera con el uno por ciento de sus ingresos... // Jorge Alcocer, ¿reprobado en materia electoral?

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▲ La fortuna de los más ricos apenas se modificaría si aportaran 1% de sus ingresos anuales para combatir la pobreza extrema.Foto María Luisa Severiano
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uando releí la columneta anterior, o sea la del lunes 6, con el fin de darle debida continuidad, tuve la impresión de que había exagerado en el anuncio sobre lo convulsionante de los contenidos que conformarían la edición que la multitud tiene hoy en sus manos. En ese momento no reflexioné que, por crear expectativas tan soflameras, se abren amplias posibilidades de quedar como exagerado y mitotero. Decidí, entonces, enmendarme la plana y bajarle de nivel y color a mis excesos prospectivos. Como es, para bien o para mal, costumbre, recordé a Monsi y me dije a mí mismo: mí mismo, recuerda a los doctorcitos de la tele que se dedican a fatigar el apocalipsis para epatar audiencias y abultar la faltriquera.

Con ese ánimo, abrí mi libreta escolar, que sigo manejando mejor que la mágica laptop, y comencé a revisar la abrumadora colección de las notas con las que los reporteros y colaboradores de este diario suelen asolar mis días. (Y, para ser veraz, también mis noches, plenas de insomnio o de pesadillas). A la tercera ficha que leí, en automático ya iba de regreso a ese estado de ánimo que se está convirtiendo en forma permanente de vida: asombro, incredulidad, alarma, indignación, temor galopante y la rabia incontrolable que produce la impotencia.

Perdón por todo lo que a continuación relato o, mejor dicho, reboto, pero no me quedó otro recurso para atenuar mis neuras reacciones que el consuelo de compartir con ustedes esta malhadada información. Acepto que, con ello, me acomodé en los zapatos del mentecato, es decir, del captado de mente. (Así calificaba la sorna popular a quienes consideraba privados de entendederas).

Antes de iniciar la retahíla de los graves acontecimientos de estos difíciles días, les comparto, porque siento que viene al caso, una expresión atribuida al excepcional filósofo y escritor inglés Aldous Huxley: (versión de una memoria no muy confiable). “¿Cómo saber si nuestra vida en la tierra no es sino el infierno al que nos enviaron de otro planeta?

Vengan (prestados, pero ciertos), otros datos:

Orlando Delgado Selley.- […] si los diez más ricos de México, cuya fortuna es de 134 mil 400 millones de dólares; es decir, 2.7 billones de pesos, 11.5 por ciento del PIB de 2019, aportaran a la hacienda pública uno por ciento de sus ingresos anuales como contribución especial, con estos recursos se fortalecería el sector salud, se pagarían las transferencias durante el periodo de emergencia y habría recursos sobrantes para otras asignaturas y… ¡su fortuna apenas se modificaría!

Éstos y algunos otros discutibles temas los platicaremos la semana entrante, pero por hoy quédense con otra de las bombas del señor Braulio Carbajal, quien insiste en contraponerme con mis compañeritos del colegio particular con los que compartí la edad de oro de la inocente pubertad. Ahora sale con la subversiva versión de que la fortuna de las cinco familias más acaudaladas del país, y que están en la cúspide de la pirámide socioeconómica, equivale a 25 por ciento; es decir, la cuarta parte, de los ingresos de todo un año de los casi 35 millones de familias mexicanas restantes.

Hoy (lunes), concluyen las entrevistas a los 60 aspirantes a ocupar una de las cuatro sillas vacantes en el Consejo General del INE. La máxima opacidad ha sido la regla aplicada por los siete (samuráis) integrantes del Comité de Evaluación, quienes en un tiempo sólo posible para el prodigioso Flash pudieron, con todo esmero, cortar con su shinogi-zukuri katana más de 300 cabezas sin tener que brindar explicación alguna. Se impuso el código siciliano de la omertá y, por primera vez, no fueran transmitidas en vivo y en directo por el Canal del Congreso las entrevistas esenciales. La semana pasada, los mismos siete le notificaron a Jorge Alcocer que está reprobado en la materia electoral, pues apenas alcanzó 76.9 de calificación. ¿Cuál fue el motivo, causa o razón que hizo al fundador de la revista Voz y Voto ser merecedor de la exclusión? Sólo quién así lo operó, lo sabe. Mientras se consuma el agravio, Felipe Fuentes Barrera, presidente del Tribunal Electoral, sigue dormido en sus laureles, para no molestar en cómplice omisión ni con el pétalo de una notificación a quienes le dictaron la sentencia en el papel que tan escaso estuvo al inicio de la pandemia.

Twitter: @ortiztejeda