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Vox Libris
El origen eléctrico de todas las lluvias
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▲ Alejandro García Abreu (Ciudad de México 1984.Foto Adrián Orozco
Periódico La Jornada
Domingo 5 de julio de 2020, p. a12

El origen eléctrico de todas las lluvias, de Alejandro García Abreu, publicado por la editorial Taurus, muestra al género periodístico de la entrevista como pura y excelsa literatura. Reúne conversaciones de artistas, pensadores e intelectuales con el autor, entre los que destacan António Lobo Antunes, Lydia Davis, Vicente Rojo y Cees Nooteboom, además del prólogo escrito por el italiano Claudio Magris. Con autorización de la editorial ofrecemos a los lectores de La Jornada el prólogo y un adelanto de ese festín literario.

Prólogo

La entrevista como verdadero género literario

Claudio Magris

La entrevista, en particular, pero no solamente la literaria, es un verdadero género literario. Es un texto en el que quien realmente cuenta no es aquel que responde sino, sobre todo, el que plantea las preguntas, las interrogaciones puntuales, porque si las inquisiciones son poco significativas no es posible ninguna respuesta con un significado. Las entrevistas, en efecto, pertenecen a aquellos que las traman.

No por casualidad, justamente, hay libros que son antologías de entrevistas cuyo autor es aquél que ha formulado las preguntas y ha sabido reorganizar las respuestas, que a menudo pueden ser interesantes pero, en el frenesí del diálogo, a veces pueden llegar a ser repetitivas y redundantes. Estoy muy pero muy agradecido con Alejandro García Abreu porque me pude percibir y me siento comprendido y asido a fondo en las cosas esenciales de mi vida y de mi escritura. En la entrevista, el entrevistado deviene en personaje de la fantasía y de la inteligencia del entrevistador. Es el caso de El origen eléctrico de todas las lluvias. Entrevistas con escritores, artistas y pensadores.

Caffè San Marco, Trieste, 2019.

Traducción de María Teresa Meneses

Introducción

Pasiones e interrogantes. Notas alrededor del arte de la entrevista

I. Lo que se oculta detrás el proceso creativo

La pregunta consigue en la entrevista su cumbre. Claudio Magris afirma que todo texto dice más que la persona que lo escribió, la cual no siempre es la más indicada para hablar de él, mucho menos para interpretarlo. Por lo tanto, el escritor triestino no intenta explicar sus libros, porque no es de su incumbencia. A él, dice, solamente le corresponde narrar cómo y por qué nació el libro. Esto es lo que puede hacer un escritor con su entrevistador: transmitir el sentido de lo que para él significó la escritura de su libro, hablar sobre las pasiones, las complicaciones y las interrogantes que se ocultan detrás del proceso creativo. Al lector le corresponde encontrarse o no en el libro, o con el autor mismo reflejado en la entrevista, una especie de conversación dirigida.

II. Azar, improvisación, espontaneidad

El azar, la improvisación y la espontaneidad editada emergen como atributos de la entrevista como una forma de autobiografía. Las entrevistas no sólo crean autobiografías inmediatas de sus sujetos, sino que ofrecen un modo dinámico de crítica, un espacio para el libre juego de ideas. Es una de las tesis de Jerome Boyd Maunsell –investigador del Centre for Life-Writing Research (Centro para la Investigación de la Escritura de la Vida) en el King’s College de Londres– que suscribo, planteadas en el ensayo La entrevista literaria como autobiografía, publicado en European Journal of Life-Writing de la Vrije Universiteit de Ámsterdam.

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Maunsell, autor de Susan Sontag, narró el origen: las entrevistas literarias son un género relativamente nuevo, ligado al uso de la grabadora a partir de la década de 1950. Antes de eso, se debían a las notas tomadas en el intercambio de preguntas y respuestas entre los periodistas y sus entrevistados a mediados del siglo XIX. Sin embargo, el término entrevista (interview) apareció por primera vez en inglés en 1514, del francés entre-veue, de “s’entre-veer”. Estudiosos europeos acordaron que la primera entrevista literaria apareció en Le Petit Journal, en Francia, en 1884. Y las entrevistas de Jules Huret con escritores, artistas y actores en Le Figaro de 1890 a 1905 fueron pioneras en el estilo de la entrevista literaria; y Huret fue el primer periodista en ver las posibilidades del género, escribió Maunsell.

III. Para saber cómo era hablando

En el texto Un entusiasmo, incluido en Si yo amaneciera otra vez –libro que contiene doce poemas de William Faulkner pertenecientes a A Green Bough–, Javier Marías, traductor del volumen, escribió: “Faulkner habló bastante a pesar de todo, y al leer sus entrevistas uno se siente agradecido hacia ese género […]: a veces es lo único que queda para saber cómo era hablando un personaje público desaparecido, las biografías no suelen saber contarlo”.

IV. En sutil combate de esgrima

La entrevista, con su simultaneidad de autobiografía y crítica, también es un desafío verbal, amable y prolongado: Por desgracia, seguí diciendo, lo que es válido en la relación entre dos personas, no lo es respecto a las reglas de la entrevista como género literario –porque es un género literario cuando sobrepasa los niveles del mero periodismo–, que habitualmente tiene algo de combate de esgrima entre entrevistador y entrevistado. ¿Será el riesgo implícito en ese ejercicio lo que convierte al género en un arte?, cuestionó Luis Goytisolo en Estatua con palomas. La entrevista se convierte en arte, adquiere el carácter de género literario, cuando existe un equilibrio de perspicacia e imaginación entre las partes, un gesto de complicidad, a la vez que deviene en un reto. Cuando el entrevistador sobrepasa los estándares del mero periodismo logra que el entrevistado ensaye oralmente, que elabore un texto inmediato.

V. La entrevista como retrato

Regreso al exquisito ensayo de Jerome Boyd Maunsell. La situación de la entrevista, tan diferente de la producción literaria, siempre solitaria, refleja de alguna manera la tradición de retratar personajes en las artes visuales, en la medida en que un retrato y una entrevista representan un encuentro entre dos (o más) personas, con el fin de producir un resultado en imágenes o palabras. En las entrevistas, sin embargo, el personaje habla y crea gran parte del texto final, mientras que en las artes visuales el retrato sólo es producido por el artista, no por el retratado.