Adriana Santiago, cantautora originaria de Guadalajara, Jalisco, inició su carrera muy joven al integrarse a un grupo de folclor ejecutando la guitarra, la vihuela y el acordeón; posteriormente, formó parte del Mariachi Femenil Tecalitlán. Ahora, con un par de producciones –Sueños y cenizas y Llévame contigo–, interrumpió por un breve lapso la grabación de su tercer disco para participar en el certamen Hoy el mundo necesita tu canción, con su composición Más fuertes que nunca.

En abril me avisaron que había resultado ganadora, comenta Santiago, quien también da a conocer que el tema triunfador ya fue grabado por ella, acompañada por las voces de Luis Padilla, La Firma y Carlos Macías. El premio lo avala su dilatada carrera. Ser compositor es oficio; puede ser visceral, emocional, pero ser compositora, es un oficio. Al menos, todos los días escribo por lo menos una estrofa; leo diario, porque es algo que tienes que ir nutriendo, no lo puedes aventar así nomás a la pura inspiración.

Palabras comunes

Más fuertes que nunca es una canción con palabras de uso cotidiano, pero con mensaje vigente provocado por el aislamiento generalizado. Santiago admite: “Sí, son palabras de uso común, pero que no habíamos valorado tanto, como hacemos ahora: el hecho de estar cerca, de tomarle la mano a alguien, ver a nuestros padres, abrazar a nuestros abuelos. Hay una frase que me mueve mucho –‘y llenamos los brazos desiertos’–; nunca le habíamos puesto tanta importancia a la frase, hasta ahora que está prohibido estar cerca. La cotidianidad pasa desapercibida, no le vemos el valor y la importancia que tienen cuadros como ‘los niños afuera colgados del brazo que lleva la abuela’; no podemos estar cerca de las personas mayores –tengo mucho tiempo sin ver a mis padres– y nos limitamos a hacer un montón de cosas por rutina”.

–¿Qué será lo primero que harás cuando salgas?

–Voy a salir y bailar sin vergüenza y sin miedo a lo que digan, porque para mí va a significar alegría, libertad de estar afuera. Esas son las cosas que llegan directitas, sin escalas al alma.

Con trabajo pulcro, la musicalización destaca el mensaje fraterno. “Es una canción de esperanza y fe al futuro, pero también de añoranza, de que regresen todos esos tiempos en que podemos salir, tumbarnos al suelo y disfrutar de todo lo que teníamos, marcando la parte de valorar todo lo que tuvimos y ya no tenemos; pero que deseamos volver a tener, con otra mentalidad, con otros ojos más despiertos a la vida.