Opinión
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Jazz

Los Clubes / 3

A

pesar de la enorme cantidad de melómanos que habitan el Valle de México, la capital sólo cuenta con cuatro clubes de jazz: New Orleans, Zinco Jazz Club, Pizza Jazz y Jazzatlán (además de bares y restaurante que programan esta música una o dos veces a la semana). Del Jazzatlán ya hablamos en la primera parte de esta serie. Aquí va el resto.

Zinco Jazz Club. Con la mirada amable y un pliegue triste en los labios, Ernesto Zeivy platicaba con intensidad sobre los 15 años del Zinco cuando las cosas cambiaron en un instante: “Desde un inicio tratamos de no cerrar, pero resultó imposible –nos comenta Ernesto–; no era sólo servir bebidas y comida, también estaban los músicos. Hasta cierto punto, era fácil resistirlo mientras pudiéramos vender algo, pero ya era imposible pagar a los músicos. Además, coincidió con lo de Eurojazz, y muchos jazzistas europeos que teníamos programados empezaron a cancelar desde febrero, que fue cuando empezaron a ponerse mal las cosas en Europa y a dificultarse los vuelos.

“Ahorita vamos a resistir. Lo más importante son los empleados del lugar, familias que dependen de los salarios y las propinas. Tenemos un compromiso con ellos y, mientras podamos, vamos a seguir pagándoles, repartiendo lo que hay entre todos ellos.

Vamos a reabrir cuando pase esta pesadilla, porque la gente va a querer salir y venir a escuchar buena música y echarse un trago.

Pizza Jazz. Un día constatamos el toque mágico de estas pizzas artesanales (a pesar de la expresa prohibición del cardiólogo) y entendimos el porqué de su fama y su gran éxito. Y dado que su artífice y propietario es uno de los mejores saxos del país (Adrián Escamilla), a partir de 2012 se han programado grupos y propuestas de jazz en todos sus aromas.

“Nosotros sólo cerramos como foro, en marzo –nos platica Adrián–, porque hasta ahora seguimos operando como pizzería, atendiendo pedidos para llevar.

“En un principio estuvimos haciendo algunos conciertos por medio de lo que conocemos como live sessions en Facebook, pero ya después fue muy difícil hacerlos y se tuvieron que cancelar. El último fue con Klaas Balijon, un baterista de los Países Bajos, quien ahora vive en Chiapas.

No sabemos cuándo vamos a regresar, pero con toda seguridad vamos a reabrir el foro.

New Orleans. Éste es el club de jazz más antiguo de la ciudad (bueno, de los que han logrado sobrevivir). Se inauguró en 1972 como Musicafé Dos y en 1980 cambió su nombre a New Orleans para dedicarse por completo al jazz (con eventuales fechas de blues y rock). El grupo del maestro Juan Ramón Segundo estaba a cargo de la música cuando el lugar tuvo que cerrar sus puertas.

“Todavía no sé hasta cuándo nos den permiso de abrir –nos dice francamente triste Octavio Torres Borgo–, pero la situación económica está muy difícil, me pegó muy duro. De por sí, desde marzo ya traía retrasos en todo, la gente venía menos. Veo muy difícil que podamos volver a arrancar… no sé cómo se vayan a presentar las cosas. A mí me ayuda que no pago renta, pero ya son muchos años de trabajo y es muy esclavizante estar sobre lo mismo.”

El Convite. Aunque nunca ha sido un club de jazz como tal, esta famosa fonda de comida gourmet tiene que ser incluida en este recuento, pues los hermanos Alberto y Edgardo Aguilar no sólo han programado jazz una o dos veces a la semana desde hace 18 años, ellos también se han encargado de organizar sendos festivales y conciertos de jazz y música contemporánea en el Zócalo de la ciudad, el Parque Hundido, la Cineteca Nacional y el Palacio del Arzobispado.

“Mantuvimos los conciertos hasta finales de marzo. Después tuvimos el servicio a domicilio, pero decidimos cerrar todo mayo, por la parte más fuerte de la pandemia; creemos que es arriesgado, que ya no hay las condiciones para que haya gente trabajando junta. Es cuestión de esperar nada más a que pase esa famosa curva

Ahora estamos colaborando con Juan Pablo Aispuro. Él organizó un proyecto para poder juntar fondos para los conciertos que está realizando en su estudio y que va a transmitir por su plataforma de Pitayo Music. Nosotros nada más hacemos difusión, para apoyar la iniciativa.

Y la nave va. Hasta principios de este 2020, había planes para la resurrección de dos clubes icónicos de esta ciudad: Jazz Place y Papá Beto, pero quién sabe hacia dónde soplará el viento una vez que escampe la tormenta.