De los 10 panteones que hay en Iztapalapa, sólo uno fue habilitado para recibir los cuerpos de las víctimas del Covid-19 y no recibe nada más los restos de habitantes de esa alcaldía, también de otras demarcaciones y del estado de México, por lo que desde semanas previas los servicios aumentaron, dijeron sepultureros que laboran en San Nicolás Tolentino.

Los féretros son llevados con las mismas condiciones de quienes murieron por otra causa y las restricciones son generalizadas para todos lo que requieran el servicio de cremación o inhumación, ya que velatorios, misas y concentración de personas quedaron prohibidas en todos los sepelios.

Los familiares llegan a esperar hasta seis horas, por lo cual se hace difícil que se cumplan los protocolos de prevención establecidos por las autoridades sanitarias, ya que no se respeta la sana distancia, pues hay personas que no usan cubrebocas y olvidan utilizar gel antibacterial pese a que llegan para despedir a su familiar que murió por coronavirus, comentó una joven del módulo instalado por la alcaldía para regular el acceso.

Voluntarios comentaron que han sido pocos los cuerpos inhumados y que hayan muerto por coronavirus, ya que la mayoría han sido cremados. Dijeron que desconocen el protocolo de prevención y señalaron que sólo es para las personas que acuden a los crematorios.

Comentaron que este proceso está a cargo de los trabajadores de la alcaldía; sin embargo, señalaron que la capacidad del panteón está al tope y el promedio es por encima de 12 servicios. Sobre el tiempo de los procesos, dijeron que varía según el peso y volumen del difunto.

Un sepulturero comentó que, a raíz de la emergencia sanitaria por Covid-19, aumentó la llegada de carrozas, que son las encargadas de trasladar a los cuerpos de hospitales o lugares de fallecimiento directamente a este panteón, uno de los más grandes de Iztapalapa.

El hombre aseguró que en un día se han superado los 20 servicios y que aún hay capacidad porque se habilitaron fosas para los entierros, pero los familIares ya no pueden ingresar a esa área.

Sólo se alcanza a ver cada vez que se abren las puertas por la entrada de los vehículos que llevan los féretros y la enorme nube de humo negro que despiden los hornos.

Autoridades de la alcaldía informaron, por medio de un cuestionario enviado –ante la imposibilidad de una entrevista–, que son tres los cremadores encargados de recibir los cuerpos directamente en el panteón, sin dar detalles del procedimiento para evitar riesgos.

Agregaron que existe un protocolo emitido por el gobierno federal, el cual establece los lineamientos que se deben seguir desde la recepción del cuerpo, la protección que usan los trabajadores, el manejo del féretro y el destino final.

Los trabajadores que se hacen cargo de la cremación e inhumación fueron capacitados debidamente, expusieron en sus respuestas.