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Encierro puede detonar ansiedad y adicciones: Experto

Vital, apoyo sicológico a jugadores para evitar pensamientos autodestructivos
 
Periódico La Jornada
Sábado 2 de mayo de 2020, p. a10

El repentino cambio de hábitos, así como la incertidumbre sobre el futuro inmediato, son situaciones que pueden detonar en los futbolistas pensamientos negativos, incluso de autodestrucción, que pueden llevarlos, inconscientemente, a consumir bebidas alcohólicas, comportarse de forma violenta, descuidar su alimentación, entre otro tipo de conductas, aseguró Carlos Vázquez, sicólogo deportivo de la Dirección General del Deporte Universitario de la UNAM.

La suspensión de los entrenamientos cotidianos y del torneo nacional, debido a la actual contingencia sanitaria por la pandemia de coronavirus, aunado a la reciente desaparición de la Liga de Ascenso, son circunstancias que han modificado radicalmente el ritmo de vida de los futbolistas mexicanos y que los mantienen en constante zozobra.

“Somos seres humanos formados por hábitos, y cuando nos los rompen, el piso se nos mueve por completo y surge la ansiedad, aunque claro, en algunos más que en otros. En este caso, en el que no tenemos determinada la fecha (para reanudar las actividades), se genera todavía más incertidumbre y los deportistas más susceptibles a estas modificaciones se alteran emocionalmente.

Hay cambios de humor repentinos, y esto empieza a afectar su entorno, lo cual se refleja mediante ideas negativas, incluso catastróficas, y sin darse cuenta toman más cerveza o alguna otra sustancia, se vuelven más enojones, más quejumbrosos. También puede haber trastornos alimenticios y en el estado de sueño, explicó el especialista en entrevista con La Jornada.

Aunque indicó que todos los deportistas son susceptibles a presentar alguna de estas conductas, precisó que los futbolistas pueden tener una mayor posibilidad de mostrar alguno de estos comportamientos debido a que son personas que cada fin de semana tienen que alcanzar metas, ya sea individuales o colectivas.

“El hecho de jugar cada ocho días, inclusive dos veces por semana, y tener que cumplir ciertos retos en todos los partidos (como mantenerse en los primeros lugares de la clasificación general, no perder en el ‘clásico’ ante el acérrimo rival o tratar de no cortar alguna racha invicta), genera un hábito muy arraigado, y cuando lo quitamos, lo más probable es que estas personas se sientan más inestables”, mencionó.

En ese sentido, Vázquez destacó la importancia de que cada equipo apoye a sus jugadores para conseguir una mayor fortaleza mental.

Deben dar seguimiento y supervisar a sus jugadores para evitar caer en la desesperación y la angustia.