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Fox: cinismo copeteado // IVA y multimillonarios

E

n la mañanera de ayer el presidente López Obrador narró la siguiente anécdota: “un presidente una vez me dijo –era presidente electo y yo jefe de Gobierno electo– antes de que entráramos (en funciones): ‘ayúdame para aumentar el impuesto al valor agregado, a cobrar el IVA en alimentos y medicamentos’. Le digo: no, no puedo. ‘Es que hay que hacerlo, hay que hacer más grande el pastel, porque ya no alcanza –así, con sus palabras coloquiales–; sólo se tiene 10 por ciento’ (de margen presupuestal); o sea, ya lo tenían convencido”.

El mandatario no dio nombres, pero el aludido es Vicente Fox. López Obrador continuó: “¿quién iba a ser secretario de Hacienda? Pues (Francisco) Gil Díaz, quien había estado de subsecretario de Hacienda con Salinas, o sea, lo mismo. Y de ahí salió la frase aquella de vamos a aumentar el IVA, cobramos IVA en alimentos, en medicamentos; yo alegaba que se iba a afectar mucho a los pobres y él me replicaba: ‘no se va a afectar a los pobres, porque se va a devolver hasta copeteado’; entonces mi respuesta fue: cuando se les devuelva copeteado, ya van a estar muertos, como decía Keynes. Pero, en fin, era y siguen siendo todavía. ‘No hay (presupuestalmente) para dónde hacerse’. Claro que hay, los sueldos de los altos funcionarios públicos”.

Y más: ¿qué decían siempre? Dos cosas: Una, hay que pagarles bien (a los funcionarios) para que no roben, como si dinero no llamara a dinero y como si con eso iba a resolverse el problema de la corrupción. ¿Cuánto tiempo fueron los funcionarios de México los mejores pagados del mundo? Y fue el tiempo en que más corrupción hubo en el país. Lo segundo, es que ganan más en el sector privado. Mentira, no es cierto. Los gerentes, directores generales en el sector privado no ganan mucho, eso se tiene que ver. Entonces, (hay que) ajustarnos nosotros; que le cueste menos el gobierno a la sociedad.

Efectivamente, ya como inquilino de Los Pinos, Fox insistió en aumentar la tasa de IVA a todos y en todo (con alimentos y medicamentos a la cabeza) y a los pobres les prometía regresárselo completo y copeteado, y con la cara más dura que el concreto, a ellos les decía: No tienen por qué preocuparse, no los vamos a tocar, porque es una propuesta bondadosa que les traerá enormes beneficios; lo que vamos a hacer es devolverles en efectivo lo que pudiera afectarles, y algo más; no estoy aquí para engañar a nadie (¡!).

Y en los mismos tiempos, López Obrador –ya en funciones de jefe de Gobierno del Distrito Federal– advertía que la reforma fiscal promovida por Fox (quien pomposamente la denominaba nueva hacienda pública redistributiva) no era otra cosa que un pase de charola a todo el pueblo de México para pagar los intereses del Fobaproa. Lo que se quiere es aumentar los impuestos, y desde luego que esto no es aceptado; nosotros no estamos de acuerdo con que se cobren impuestos a medicamentos y alimentos, que son los más consumidos por la gente humilde; es un alza de impuestos regresiva que afecta a la mayoría de los mexicanos. Si el presidente Fox quiere dinero, que aplique un plan de austeridad, que combata la corrupción a fondo y que revise el expediente del Fobaproa.

La anécdota y el recuento valen como cápsula de memoria, porque Fox (que rápidamente amortizó los cuantiosos pagarés del Fobaproa –algo así como 240 mil millones de pesos– que beneficiaron a los barones del dinero), fue quien el mismo año de su intentona del IVA (2001) no sólo permitió, sino aplaudió, la compraventa de Banamex y Bancomer al estadunidense Citibank y al español BBVA (en cada caso) totalmente libre de impuestos.

Y el monto tributario evadido (con el beneplácito de Fox y Gil Díaz) por las partes vendedoras (Roberto Hernández, Alfredo Harp, el tóxico Germán Larrea, María Asunción Aramburuzavala, Eugenio Garza Lagüera –hoy su viuda–, Alberto Baillères y algunos más, todos multimillonarios Forbes; también apareció Claudio X. González Laporte) fue cercano a 5 mil millones de dólares.

Las rebanadas del pastel

Entonces, ¿no estoy aquí para engañar a nadie?