Opinión
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El epidemiólogo como tejedor
E

n Más allá del principio del placer, de Sigmund Freud, aparece la pulsión de muerte. Esta lectura tiende a reconocer las paradojas de la ligazón y el encadenamiento. Lo mismo que reactiva indudablemente el análisis y la tesis de toda posición analítica. No hay posición analítica, dice Derrida, desde que la resistencia no sea identificable. La posición analítica sólo puede ser una resistencia a otra ley. Se trata de una fuerza en obra y un cuestionamiento del principio del análisis. La tarjeta postal, Glas, son libros sobre el vínculo y sobre cierto efecto de correo. ¿No será el trabajo de los epidemiólogos uno sobre el vínculo sobre un efecto de correo?

En el libro Resistencias del sicoanálisis Jacques Derrida contesta: Es un hecho que la fábrica de los pensamientos es como el oficio del tejedor, en el que un movimiento del pie agita millares de hilos, en el que la lanzadera sube y baja sin cesar, en el que los hilos se deslizan invisibles, en el que se forman mil nudos de un golpe: el sicoanálisis viene después (este es el retraso del sicoanalista, que llega tarde, que analiza después y del que los estudiantes no aprenderán jamás, el secreto del devenir tejedor ni, por otra parte y a la causa de una alergia ningún secreto), lo que demuestra que eso tuvo que ser así: lo primero es esto, lo segundo es esto, y, por tanto, lo tercero y lo cuarto son eso, y si lo primero y lo segundo no existieran lo tercero y lo cuarto no existirían tampoco.

Los epidemiólogos de todo el mundo siguen este razonamiento y, sin embargo, ninguno se ha convertido en tejedor, ¿o sí?