Opinión
Ver día anteriorMartes 24 de marzo de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad perdida

Vuelven enfermedades de la pobreza// Se dejó crecer el problema del agua // Empieza la época de estiaje // Adultos mayores son relegados

P

or más que sea cierto y la realidad moleste a muchos, no se puede decir ninguna otra cosa que no sea: el modelito tronó y su consecuencia son la pandemia, el regreso de las llamadas enfermedades de la pobreza, como el sarampión, y los añadidos generados por la locura del mercado: la diabetes, la obesidad y la hipertensión que han convertido a la Ciudad de México en una zona de riesgo mayor.

Pero no solo eso. La capital de México encierra otro problema, añejo sí, y se dejó crecer durante los pasados 30 años porque siempre hubo esperanza de poder convertir la extracción y la distribución del agua en una empresa para que alguno de los amigos o conocidos fuera el nuevo rostro de Forbes, o cuando menos, de una de las fortunas más reconocidas por esa revista.

Más allá de esto, las cifras oficiales señalan que un millón 800 mil personas no reciben agua diariamente, y esto se traduce en que 358 colonias de las mil 812 que comprenden la Ciudad de México carecen del suministro cotidiano, la reciben por tandeo o simplemente no les llega a sus domicilios.

Lo grave, como se ve, es que si bien durante el primer año de gobierno de Claudia Sheinbaum casi se ha duplicado la inversión en el servicio, en años recientes el dinero que se gastó en el rubro apenas alcanzaba para mantener las cosas como estaban, sin que se resolviera ninguno de los males que aún afectan la distribución.

Y el resultado ahora es que las colonias altas en Iztapalapa, Cuajimalpa, Álvaro Obregón y Tlalpan tendrán problemas graves, esto sin contar que Venustiano Carranza e Iztacalco son las últimas alcaldías en recibir el líquido, que a veces no alcanza.

En fin, el problema que se avecina es, como dijimos, grave, sobre todo porque, además, la época de estiaje que ya empieza ahondará el problema que hoy tiene que ver con la pandemia, si como se nos ha dicho el mejor escudo o la mejor arma en contra del virus es precisamente el agua.

De alguna forma ya identificadas las diferentes alcaldías que tengan problemas de suministro, deberían aplicar desde este momento un plan de emergencia para mitigar con algunas medidas la vulnerabilidad que hoy muestran esos casi 2 millones de personas que carecen del líquido.

El plan que ha anunciado el gobierno para repartir agua mediante pipas es, sin duda, una buena solución siempre que se haga continuamente y se logre una organización que evite las aglomeraciones tan dañinas en estas fechas. Total, este problema que sí puede resolverse deberá añadirse, como parece que ya se hace, a las acciones que se siguen en la CDMX.

De pasadita

Lo que no se ve por ningún lado es la atención especial que merecen los adultos mayores en esta contingencia. Más allá del adelanto de las dietas que anunció el gobierno federal, parece que a esta población, la más susceptible al virus, se le está relegando.

Las acciones que ha tomado México en el combate a la pandemia han sido elogiadas por la Organización Mundial de la Salud, que depende la ONU, pero parece que en este momento, cuando el supuesto es que esta semana será crucial para el país, a los viejos se le queda a deber.

Seguramente al final de esta crisis la cosas ya no serán las mismas en el aspecto familiar ni social, laboral y menos aún en el comercial; no se trata de aceptar o no el cambio, la transformación de la vida ya está aquí, se nos ha impuesto y no hay más que pensar y adaptarnos porque no hay salida. De esto seguiremos hablando.