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El núcleo de la pareja romántica es uno de los focos de la violencia de género, sustenta escritora peruana

El modelo afectivo está mutando, pero no creo que se aproxime el fin de la monogamia, dice autora argentina

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▲ Tamara Tenenbaum, autora del libro El fin del amor, el 7 de febrero en Buenos Aires.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Viernes 14 de febrero de 2020, p. 5

Montevideo. El poliamor se ha colado frente al reinado de la monogamia, tradicionalmente enraizada en América Latina. El tema, aunque no se encuentra en las típicas celebraciones de San Valentín, ya es materia de libros, series y sobremesas.

La escritora peruana Gabriela Wiener lo atribuye al cambio feminista más reciente. ‘‘El núcleo de las parejas es uno de los focos de la violencia de género, por eso se habla de la toxicidad del amor romántico y de buscar nuevas formas de amar”, analiza.

Wiener, de 45 años, escribió la obra de teatro Qué locura enamorarme yo de ti, en la que relata su experiencia, pues tiene dos parejas –Jaime y Rocío y una cama de cinco metros.

El poliamor definido como las relaciones sexoafectivas de más de dos personas, rechaza encasillar los vínculos en categorías y las relaciones abiertas son de ‘‘amor libre”, más honesto y consensuado, sin la presunción de la propiedad del otro, según sus adeptos.

El amor romántico de pareja ha dejado de ser para muchos el único vínculo legítimo, y aunque no se trata de nada nuevo, son cada vez más los que se atreven a vivir y exponer sus relaciones alternativas.

La escritora argentina Tamara Tenenbaum, autora del libro El fin del amor, expone que el modelo afectivo está mutando, aunque es un fenómeno difícil de dimensionar, ya que ni censos ni encuestas dan cuenta del poliamor u otras formas. ‘‘No creo que estemos cerca del fin de la monogamia, pero sí viendo el fin de la pareja como única forma de vida”.

Sin embargo, identifica una brecha generacional sobre el tema. Aunque los transgresores hoy no tienen edad definida, los millenials, nacidos de 1981 a 1990, y que han crecido en ambientes más liberales y abiertos, muestran particular interés en las nuevas relaciones. ‘‘Pero entre mayores sigue siendo más tabú, lo cual es gracioso porque son generaciones en las que la infidelidad está muy normalizada”, opina.