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Toroa
Orejas a Enrique Ponce y Joselito Adame por rogar embestidas
 
Periódico La Jornada
Martes 4 de febrero de 2020, p. a31

El problema es grave: promover una fiesta brava sin bravura, obsesionados los del negocio –empresas, ganaderos y diestros que figuran– con el absurdo de criar un toro manso, propicio para la falsa estética, con el que los públicos se diviertan sin notar el contraste entre lo que pagan y lo que reciben. Se les hizo bolas la diferencia entre bravura y pasadura –tránsito dócil de un toro ante la muleta–.

Para la corrida 15 de la temporada 2019-20 en el coso de Insurgentes, la empresa anunció al incombustible –así le dicen los publicronistas españoles– Enrique Ponce, con 48 años de edad y ya 30 de matador este próximo marzo, siempre en los primeros lugares del escalafón; al insurgente Joselito Adame, que recientemente cortara siete orejas y un rabo en la monumental de San Miguel de Allende, y al redescubierto, no relegado, ¿eh?, José Mauricio, triunfador en la octava y novena corridas, quienes enfrentaron un pesado, pero deslucido encierro de Fernando de la Mora. Sin embargo, sólo dos toros sirvieron, a los demás hubo que rogarles las embestidas. La plaza registró la mejor entrada del serial con unos 20 mil espectadores.

¿Quién impone esos toros?

Ahora, ¿quién cree usted que impuso este ganado? ¿Por qué no quieren darse cuenta los diestros que figuran, las empresas y los ganaderos que la mansedumbre es la sentencia de muerte de la fiesta de los toros? ¿La gente paga por aburrirse o por ver torear bonito? ¿Quién derogó del reglamento taurino los artículos que sancionaban, en serio, a las ganaderías por la mansedumbre de sus bureles?

Con motivo de la corrida para conmemorar el 444 aniversario de la fundación de la ciudad de Aguascalientes, en octubre del año pasado, Sergio Martín del Campo, exigente crítico de aquella localidad, a kilómetros de distancia del publicronismo que asfixia a la opinión pública taurina, escribió:

“De cuenta nueva Enrique Ponce cometió la mujerada de abusar del entreguista y deshonrado sistema taurino mexicano imponiendo un encierro de uno de los más poderosos enemigos de la fiesta: Teófilo Gómez. No sin dejar de cobrar sus crecidos emolumentos, por su puesto… Se ratifica: a la fiesta brava no se la acabarán los grupos de abogados de animales, dentro tiene a los enemigos más enconados y poderosos”, advirtió.

Ayer el abreplaza, claro y humillado, pero sin transmisión, sirvió para que el valenciano toreara bonito, aunque por fax, pudiendo caber otro toro entre el diestro y la fiera, ligando incluso derechazos de vuelta entera o de la patineta, impulsándose con la pierna izquierda para lograr el giro completo, bien padre, y luego hartos escuadrados de pecho, poncinas y éxtasis general. Dejó una estocada entera, trasera y desprendida. El juez Ramos concedió una oreja, los villamilenials querían dos y el maestro dirigió miradas de fuego al palco de la autoridad. ¡Oh!

Variado con el percal y firme con la muleta, José Mauricio pechó con el peor lote, al grado de que su segundo lo cogió hasta en tres ocasiones. Ante dos bureles descastados mostró una encastada entrega sin frutos.

Y Joselito Adame, con una solemnidad que no corresponde a su porte y una técnica que requiere ganado con más fondo y transmisión, recibió la oreja de su primero entre división de opiniones y consiguió buenas tandas por ambos lados con su pasador segundo. Citó en la suerte de recibir sin que el toro acudiera, dejó media caída y un descabello, le desprendieron los machos de las hombreras porque creyeron que el juez soltaría otra oreja y saldría a hombros, pero salió por su propio pie. No pos sí.