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Negocios y empresas

Aeropuertos

M

éxico cuenta con uno de los aeropuertos líderes en América Latina y el mundo. Se trata del de Cancún, de Grupo Asur, presidido por Fernando Chico Pardo y dirigido por Adolfo Castro, que año tras año realiza grandes inversiones para crecer y mantenerse a la vanguardia tecnológica.

Durante este año invertirá 2 mil 700 millones de pesos y su capacidad de atención pasará de 10 a 14 millones de pasajeros anuales. De hecho, ya es el más importante de México, superando en número de vuelos y pasajeros internacionales al de la Ciudad de México. El secreto de su desempeño es una buena administración y su capitalización constante a través de un plan maestro de desarrollo quinquenal que siempre cumple.

El ejemplo del aeropuerto de Cancún debe ser la base para la transformación del sistema aeroportuario en la Ciudad de México. Lo ideal sería que se retomara el concepto de un solo aeródromo como centro de distribución regional. Sin embargo, si por motivos políticos no se puede integrar en un solo lugar, hay que pensar en una inversión constante y de largo plazo en el sistema aeroportuario de la Ciudad de México.

Aun con la operación comercial del aeródromo de Santa Lucía y con la incorporación al sistema regional del de Toluca será difícil, casi imposible, que se recupere el liderazgo que se logró en la capital de la República en materia de aviación comercial.

Sin embargo, para que funcione el nuevo proyecto es necesario crear un grupo fuerte e independiente, como los tres que se conformaron para los aeropuertos del sur, norte y occidente. Estos grupos son rentables, funcionan sin subsidios y dejan grandes ingresos a las arcas nacionales a través de pago de impuestos.

Precisamente el único aeropuerto importante que quedó bajo la administración pública es el de la Ciudad de México, y desde hace décadas padece una crisis que se expresa en mal servicio, saturación de actividades, mantenimiento deficiente, pérdidas constantes y nulo crecimiento.

En estas condiciones, más que pensar en inversiones limitadas para mantener la costosa e ineficiente operación del aeropuerto capitalino valdría la pena pensar en un esquema de concesión para que su administración no nos cueste a todos los mexicanos a costa de otras obras prioritarias para el desarrollo del país.