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Es el peor presidente sudamericano evaluado en la historia

Desaprobación de Piñera alcanza 82% en Chile; analistas hablan de vacío de poder

Reprueban al Legislativo 80 por ciento de ciudadanos: encuesta

Especial Para La Jornada
Periódico La Jornada
Viernes 17 de enero de 2020, p. 23

Santiago .Siempre puede ser peor: el presidente Sebastián Piñera batió los récords de impopularidad a los que cayó tras el estallido social del 18 de octubre en Chile; hoy la prestigiosa encuesta que realiza el Centro de Estudios Públicos (CEP) arrojó que el rechazo a su presidencia alcanza 82 por ciento de la población por 6 puntos de respaldo.

No hay precedente de ello en Chile y desde el retorno a la democracia en 1990; jamás un gobierno estuvo tan en el piso. La peor marca la tuvo la ex presidenta Michelle Bachelet, quien en su segundo mandato (2014-18) en igual encuesta, en agosto de 2016, marcó 15 puntos de aprobación y 66 de rechazo.

Hay más: nunca un presidente sudamericano fue peor evaluado. El peruano Alejandro Toledo (2001/06) y el argentino Fernando de la Rúa (1999/2001) llegaron a caer hasta 8 por ciento. Mientras el ecuatoriano Abdalá Bucaram (1996/97) y la brasileña Dilma Rousseff (2011/16) se hundieron hasta 7 por ciento.

Deslegitimidad generalizada

La profundidad de la ruptura ocurrida en Chile se refleja también en que la falta de legitimidad consume a todas las instituciones y líderes políticos. La encuesta muestra que los poderes Legislativo y Judicial, la policía (Carabineros) y los partidos, en particular los opositores, son pésimamente evaluados. Al Parlamento 80 por ciento calificó de mal o muy mal su desempeño; la Justicia tiene 70 de desaprobación; Carabineros se hundió de 87 por ciento de confianza a 17 puntos.

Y los partidos, desacreditados hace mucho tiempo con apenas 6 por ciento de confianza en 2017, se derrumban a 2 puntos porcentuales.

Respecto del proceso para redactar una nueva Constitución, la mayoría de los chilenos, 67 por ciento, dice que en el plebiscito previsto para el 26 de abril votará apruebo; 13 por ciento lo hará por el no apruebo, y 20 por ciento dice no saber o no contesta. Respecto de quién la redacta, 44 por ciento favorece la opción de una Constituyente integrada sólo por asambleístas electos y 37 por ciento prefiere un asamblea mixta entre parlamentarios y delegados electos.

Acerca de la viabilidad de que Piñera continúe en la presidencia con el escaso respaldo que tiene, Ernesto Águila, analista político y académico de la Universidad de Chile, advierte que el nivel de aprobación (6 por ciento) está casi en el margen de error de una encuesta y significa un vacío de poder muy grande en un régimen presidencialista, al punto que “vivimos de facto un parlamentarismo pero el Congreso también está deslegitimado”.

En cuanto a lo que viene, Águila hace ver que Chile se adentrará a partir de marzo (fin del periodo estival) en un escenario muy incierto con una autoridad presidencial muy debilitada, pero la rigidez institucional del presidencialismo impide una salida dentro de la propia institucionalidad. Ya fracasó una acusación constitucional y vivimos una situación de desgobierno evidente. Existen dudas de que esta situación resista los dos años que restan. El tema no sólo es la salida de Piñera sino quién lo sucede, hay nostalgias conservadoras y autoritarias siempre acechando.

En cuanto al descrédito de los partidos políticos y las perspectivas que eso puede significar para el surgimiento de nuevas fuerzas y de sectores independientes en el proceso plebiscitario, Ernesto Águila plantea que la profundidad de la crisis de representación política hace difícil visualizar una salida porque el movimiento social es receloso y desconfiado tanto de las instituciones como de las élites y rehúye ser representado. Entiende que una nueva Constitución es necesaria pero desconfía de las representaciones.

Es bastante posible que un movimiento de la magnitud del que hemos vivido genere un nuevo sistema de partidos o una restructuración muy profunda de éstos. Los partidos políticos son hoy la institución peor evaluada en Chile. Es difícil pensar en una salida a la actual crisis sin una superación de la crisis de representación. Crisis social y crisis de representación van de la mano hoy en Chile, señala.

Mauricio Morales, politólogo de la Universidad de Talca, dice que Chile no resiste una renuncia presidencial, pese a que la popularidad de Piñera llegó a mínimos históricos, el país no está en condiciones de absorber una nueva crisis de esta envergadura. La única salida para el gobierno está en la agilización de la agenda social que está en el Congreso. También plantea que es necesario un nuevo gabinete en marzo, dado que hay ministros muy mal evaluados.

Piñera debe conducir el proceso Constituyente de manera ordenada. Lo único que se le pide es restituir el orden público como garantía mínima para desarrollar el plebiscito y las elecciones de octubre. Programáticamente su gobierno ya murió, pero tiene el deber de resguardar el estado de derecho.

En cuanto al desprestigio de la política, Morales dice que no es novedad y no sorprenden los resultados porque Chile muestra bajos niveles de identificación partidaria desde finales de los 90, si bien la gente es crítica de los partidos pero sabe que son necesarios para la democracia. Una cosa es la imagen de los partidos y otra su papel indispensable en cualquier democracia, aunque deberán mejorar sus elencos.