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Museo alemán acoge un Rembrandt interior que interpela y atraviesa los siglos

Trece pinturas, cinco dibujos y 41 grabados perfilan un extraordinario panorama sobre su quehacer // Montan exposición por el 350 aniversario luctuoso del artista

Foto
Autorretrato con una gorra suave, 1632-1636, grabado en papel de Rembrandt (1606-1669) incluido en la muestra en el Museo Wallraf-Richartz de Colonia.Foto tomada de la página web del museo
 
Periódico La Jornada
Viernes 27 de diciembre de 2019, p. 2

Colonia. Ambos eran muy jóvenes, llevaban largas melenas, anillo de oro y bozo, y sin embargo ya eran considerados futuras estrellas de la escena artística hacia 1630: Rembrandt Harmenszoon van Rijn y Jan Lievens.

¿Pero qué pintaban estos dos amigos, que al mismo tiempo eran rivales que competían entre sí? ¡Ancianos! Hombres y mujeres con pieles arrugadas y translúcidas, párpados que cuelgan, comisuras labiales hundidas y miradas apagadas.

Al recorrer la exposición Inside Rembrandt (Rembrandt interior), por el 350 aniversario luctuoso del pintor, en el Museo Wallraf-Richartz en Colonia, saltan a la vista sobre todo personas muy viejas.

Es una muestra que parece oponerse a la locura por la juventud. ‘‘A Rembrandt le fascinaba sobre todo el modelo de estudioso sabio’’, explica la curadora Anja Sevcik.

Uno de los puntos culminantes es la obra maestra de gran formato Erudito en su estudio, poco conocida porque permaneció ininterrumpidamente durante 70 años colgada en la Galería Nacional de Praga y fue prestada ahora por primera vez.

Rembrandt (1606-1669) viste aquí al intelectual de pelo blanco con un fancy dress, atuendo exótico de Oriente. ‘‘Eso por entonces era doblemente hip’’, indica Sevcik. ‘‘De esta manera no presenta al erudito dando cátedra, sino sumergido en sus pensamientos. Todavía está buscando respuestas’’.

En la exposición también pueden encontrarse polos opuestos juveniles, incluidas ninfas, ciudadanas ricas y el gran amor de Rembrandt, Saskia van Uylenburgh. Y, muy pequeño en la esquina inferior derecha de la pintura Baño de Diana del castillo de Anholt, aparece un sapo que podría ser un joven príncipe.

Hoy resulta un dato poco conocido que Alemania posee más pinturas de Rembrandt que Holanda. Pero Colonia no tiene una vinculación estrecha con el artista holandés, lo que se explica porque la ciudad era muy católica y Rembrandt era considerado un pintor protestante.

Los principales museos sobre Rembrandt son galerías en Berlín, Dresde y Kassel. Sin embargo es el museo de Colonia el que abrió el pasado primero de noviembre esta exposición por la efeméride.

Igualmente no hay que alimentar expectativas de ingresar a la exhibición y que aparezcan ante el espectador obras maestras como La ronda nocturna o La novia judía.

De todas maneras se ofrece un extraordinario panorama sobre el universo de Rembrandt, al reunir 13 pinturas, cinco dibujos y 41 grabados, al lado de 50 obras de sus contemporáneos, sobre todo alumnos.

Como Rembrandt ya poseía gran fama en su juventud, artistas noveles querían pintar como él y pagaban mucho dinero para que los formara. Algunos incluso llegaban a imitarlo tan bien que sus mejores trabajos ya no podían ser diferenciados del modelo.

Increíblemente talentoso

El más famoso ‘‘Rembrandt’’ alemán fue durante largo tiempo El hombre del yelmo de oro en Berlín. Hoy se sabe que esa obra fue realizada por uno de sus discípulos.

¿Pero cuáles son las particularidades de Rembrandt? En esta muestra, gracias al cruce con sus contemporáneos, esto queda claro: se trataba de un artista increíblemente talentoso. Y, en la mayoría de sus obras, resulta difícil de creer que hayan sido pintadas hace más de 350 años. El San Bartolomé del Museo Getty de Los Ángeles, por ejemplo, con sus anchos trazos de pincel a manera de esbozo, sería fácilmente atribuible a 1900. Algo atípico para la pintura del barroco.

Lo decisivo es que Rembrandt continúa interpelando de manera muy directa al espectador de hoy. Por ejemplo, Autorretrato como Zeuxis. De nuevo un anciano, pero ahora es el propio artista envejecido. En parte se trata de una pintura abstracta y sus colores se limitan a algunos tonos de marrón y dorado. Al mismo tiempo, el rostro adopta una presencia mágica. Al pararse delante del lienzo, las dudas se disipan: ¡Se ríe de mí! Entonces se entabla una relación con Rembrandt que atraviesa los siglos. Un efecto semejante no lo logra un catálogo, tampoco una película. Para sentirlo es necesario ir a un museo.

La exposición Inside Rembrandt concluirá el primero de marzo de 2020.