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El descontento igualaría al de la revolución industrial: PNUD

Ola de protestas en el mundo, por aumento en la desigualdad social

En Latinoamérica la gente que dejó la pobreza, en situación inequitativa

 
Periódico La Jornada
Lunes 9 de diciembre de 2019, p. 10

El mundo experimenta actualmente una ola de protestas que es reflejo de la necesidad por hacer frente a las nuevas desigualdades, indica un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

En el texto que se presentará hoy, esta dependencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) argumenta que las manifestaciones son indicativo de que la lucha contra la pobreza, el hambre y las enfermedades no funciona, ya que el hilo conductor es la inequidad.

Está surgiendo una nueva generación de desigualdades en torno a la educación, pero también alrededor de la tecnología y el cambio climático, dos transformaciones de gran impacto que, de no ser bien gestionadas, podrían generar una nueva gran divergencia no vista en la sociedad desde la Revolución Industrial, señala el Informe sobre Desarrollo Humano 2019 titulado Más allá del ingreso, más allá de los promedios, más allá del presente: desigualdades del desarrollo humano en el siglo XXI.

Ahí se expone que el índice de desarrollo humano (IDH) 2019 y su indicativo que lo complementa, el ajustado por la desigualdad, muestran que la distribución inequitativa en educación, salud y niveles de vida obstaculizan el progreso de los países. Según esto, en 2018 se perdió 20 por ciento del avance en el desarrollo humano por desigualdades.

México se ubica en el lugar 76 de los 189 Estados relacionados en el IDH, un indicador elaborado por el PNUD que mide el desarrollo de cada país y que atiende variables como la esperanza de vida, la educación o el ingreso per cápita. Los valores del informe incluyen información del año pasado.

El IDH está clasificado por niveles: muy alto, alto, medio y bajo. México está clasificado en un índice alto por la media de las entidades que lo conforman. No obstante, el trabajo aclara que con frecuencia los promedios ocultan lo que realmente sucede en una sociedad; pese a que pueden resultar útiles para explicar el panorama general, se necesita información mucho más detallada para diseñar políticas capaces de combatir de manera eficaz la desigualdad.

No disminuye la desigualdad

Al hablar sobre los retos para erradicar la pobreza en cuanto a ingresos, el PNUD expone que actualmente cerca de 600 millones de personas viven con menos de 1.90 dólares al día (36.66 pesos).

Si bien ha habido un considerable progreso en la lucha contra la pobreza en décadas pasadas –la tasa de ingresos cayó de 36 por ciento en 1990 a 8.6 en 2018–, la cantidad de gente que vive en situación de pobreza extrema a escala mundial es inaceptable, ya que es muy alto, y la reducción puede que no sea lo suficientemente rápida como para erradicarla en 2030, como lo demandan los objetivos de desarrollo sostenible.

Entre 2003 y 2013 decenas de millones de personas dejaron la pobreza en América Latina; sin embargo, un gran número aún es vulnerable de caer nuevamente en esta condición. Las inequidades horizontales tienen efectos dinámicos, por ejemplo, entre 2002 y 2005 el origen étnico redujo la probabilidad de salir de la pobreza en México en 12 puntos porcentuales y aumentó la de regresar a esta condición por vulnerabilidad en 10 por ciento.

En el trabajo del PNUD se advierte de una relación entre las desigualdades y los asesinatos, así como los conflictos violentos. Hay más homicidios en países con mayor desigualdad de ingresos en todas las categorías de desarrollo humano.

Los resultados de un estudio sobre la guerra contra las drogas en México están en línea con la hipótesis de que la desigualdad de ingresos está asociada con más violencia. El aumento de un punto en el coeficiente de Gini, entre 2006 y 2010, se tradujo en el incremento de más de 10 homicidios relacionados con drogas por cada 100 mil habitantes.

Sobre los hallazgos del trabajo, el administrador del PNUD, Achim Steiner, advirtió que diferentes factores desencadenan que la ciudadanía salga a las calles: el costo de un billete del Metro, el precio del petróleo, la exigencia de libertades políticas, la reivindicación de justicia y equidad... Es el nuevo rostro de la desigualdad y, tal como afirma el IDH, esto tiene solución.